CUENTOS CORTOS PARA NIÑOS.

Cuento siete.

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Había una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Nickolas, cuyo corazón latía al ritmo de la música. Desde que era muy pequeño, Nickolas soñaba con ser un gran músico y llevar alegría a todos con su talento.

Un día, mientras paseaba por el parque, Nickolas encontró una vieja guitarra abandonada bajo un árbol. Sus ojos se iluminaron de emoción al verla, y sin dudarlo, la tomó entre sus manos. Aunque al principio no sabía cómo tocarla, Nickolas estaba decidido a aprender y convertirse en el músico que siempre había imaginado.

Con paciencia y esfuerzo, Nickolas practicaba todos los días. A medida que sus dedos danzaban sobre las cuerdas, la melodía comenzó a fluir, y pronto el pueblo entero se maravilló con el hermoso sonido que emanaba de su guitarra.

Sin embargo, no todos compartían el entusiasmo de Nickolas. Algunos niños se burlaban de él, diciendo que su sueño era imposible y que no debía perder el tiempo. Aunque esas palabras dolieron, Nickolas recordaba el amor que sentía por la música y se negó a rendirse.

Un día, el pueblo organizó un gran concurso de talentos. Nickolas decidió participar, a pesar de las dudas de algunos. Cuando llegó el momento de actuar, subió al escenario con su guitarra y tocó una hermosa melodía que resonó en los corazones de todos los presentes.

Al final del concurso, el jurado anunció que Nickolas había ganado el primer lugar. El pueblo entero aplaudió y se dio cuenta de que el verdadero talento radica en la perseverancia y la pasión, no en las opiniones negativas de los demás.

La moraleja de esta historia es que, aunque enfrentemos críticas y obstáculos, debemos seguir nuestros sueños con determinación. Nickolas demostró que la verdadera magia se encuentra en creer en uno mismo y perseverar, sin importar lo que otros puedan decir. Así, el pequeño Nickolas enseñó al pueblo que cada uno tiene un talento especial que merece ser compartido con el mundo.