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Recostada sobre el balcón en su habitación, Isabella se encontraba leyendo un antiguo libro del siglo magnífico que le fue regalo por un nómada que conoció en uno de sus tantos viajes.
El cielo levemente rojizo le hizo saber a la menor de la familia que pronto amanecería.
Anoche, ella y Charlie salieron a un restaurante en Port Ángeles para festejar su regreso y platicar sobre la vida de ambos en los últimos meses. Gracias a eso, regresaron pasando de la una de la madrugada a su hogar, por lo que supuso que Charlie no se despertaría en un buen rato. Con eso en mente, dejo de lado aquel libro que segundos antes leía para adentrarse al baño de su habitación y tomar una ducha.
Algunos minutos después, salió envuelta en una toalla que poco ayudaba a cubrir su figura. Acercándose a su clóset, tomo las prendas mas cómodas que encontró para colocárselas, al estar lista, bajó las escaleras con dirección a la cocina.
Al entrar a ella, lo primero que hizo fue revisar el refrigerador y las repisas. No encontró mucho, pero con lo que había era suficiente para preparar un desayuno decente.
'Definitivamente rellenaré la alacena y el refrigerador a tope' piensa ella con incredulidad.
Observando los pocos alimentos en la mesa, meditó seriamente en que sería bueno cocinar.
'Hmm, café, huevo, pescado y verduras. Tal vez pueda hacer algo con ésto'
Con un platillo en mente, lavo sus manos para comenzar a cortar los pocos vegetales que habían al igual que el pescado para convertirlo en trozos de filete. Media hora después, con el desayuno casi listo, notó que su padre había despertado y se encontraba bajando perezosamente las escaleras. Parecía caminar a la cocina atraído por el olor que aquel lugar desprendía.
"Buenos días" Saludó somnoliento, ocultando un gran bostezo con su mano. "¿Necesitas ayuda"
Isabella sintió en respuesta "Puedes servir el café y tomar asiento en la sala. Pronto estará listo el desayuno"
Siguiendo el pedido, Charlie tomó dos tazas de la alacena y se acercó a la cafetera que contenía aquel líquido que ambos Swan adoraban. Con ambas tazas llenas, se dirigió al lugar que su hija le indicaba. Pocos minutos después, Isa salió de la cocina con dos platillos en mano, siendo uno para su padre y otro para ella.
Cuando el desayuno fue colocado frente a el, se apresuró en probar un bocado de aquel filete acompañado de verduras y huevo revuelto preparado por las manos de su hija.
Silbó "Valla, no recordaba que cocinaras tan bien, Isa" Le miró sonriente "Recuerdo que la ultima vez que cocinaste, confundiste la sal con azúcar y por ello tuvimos que pedir pizza"
Ambos sonrieron ante aquellos recuerdos, definitivamente era pésima en la cocina hace unos años.
"Bueno, supongo que adquirí conocimientos culinarios al viajar por varias ciudades"
