Equilibrio

365 39 26
                                    

Kenichi estaba preocupado, los problemas habían crecido demasiado en muy poco tiempo.

Ahora mismo lo estaban buscando tres tipos que eran claramente más peligrosos que Chukuba, además te pidió que no intervinieras en eso, y aunque aceptaste, también dijiste que, si las cosas no terminaban ahí y se volvía más peligroso, definitivamente ibas a intervenir, así que ahora tenía que terminar con eso de una vez por todas, aunque no tenía ni idea de cómo hacerlo.

Fueron al Ryozanpaku, Kenichi necesitaba consejos de sus maestros para resolver todo eso.

Miu le pidió a su abuelo que lo aconsejara, pues era quien más experiencia tenía de todos ellos, por lo que Kenichi le explicó a detalle.

—Hayato: Ya entiendo, si ese es tu problema entonces hay algo que puedes hacer.

—Kenichi: ¿Enserio? ¿Qué?

—Hayato: Seguir luchando hasta que seas el último en pie. Aunque también puedes intentar correr para siempre, pero definitivamente te atraparán.

Ese consejo no le sirvió de nada a Kenichi, quien ya había perdido las esperanzas. Sus maestros lo minimizaron diciendo que solo tenía que entrenar con más fuerza y eventualmente no tendría rival.

—Sakaki: Esto me trae recueros. La primera vez que luché, cerca de 50 personas rodeaban mi casa.

—Kensei: A mi fueron más de 80.

—Sakaki: Pues la segunda vez fueron el doble.

—Kensei: La mía también, y con pistolas.

—Kenichi: ¡Dejen de competir!

Kenichi estaba molesto por la poca importancia que le daban al problema en el que se había metido, por lo que Hayato decidió contarle una historia para calmarlo, una de un joven artista marcial.

Ese joven era realmente imprudente, incluso llegó a enfrentarse a 500 artistas marciales al mismo tiempo. Una vez entras a ese camino, siempre existirán los que te obliguen a seguir peleando, aunque no quieras. Día tras día ese joven solo iba por la vida destrozando dojos sin piedad, y para cuando se dio cuenta...

—Hayato: Se había vuelto un anciano.

—Kenichi: ¡¿Está hablando de usted?! ¡No quiero vivir toda la vida peleando!

—Hayato: Bueno, no hay garantía de que eso ocurra. Muchos mueren a mitad de camino.

—Miu: ¡Abuelo!

Tú estabas escuchando todo eso en silencio, podías jurar que viste el alma de Kenichi salir de su cuerpo, pero no dejabas de pensar en lo que contaron todos los maestros.

En el mundo existen monstruos como ellos, y no podías evitar pensar en que algún día terminarían teniendo a alguno como enemigo, por eso tú también tenías que volverte mucho más fuerte.

Debido a las circunstancias, habían decidido cambiar un poco el tiempo en que entrenarían, pues ahora los dos vivirían en el dojo durante los fines de semana, así podrían entrenar de una forma más eficiente.

Ya habías decidido comenzar a entrenar con la maestra Shigure, pero ahora fue ella la que estaba indispuesta. Ya lo habías notado, ella de vez en cuando se iba y no regresaba en algunos días, por lo que ibas a seguir entrenado con Apachai, aunque eso no te molestaba, sentías como tu cuerpo se había vuelto más fuerte, y más resistente, aunque eso era por los golpes que te daba sin control.

Aun así, lo que más te impresionaba era el comportamiento de todos ellos cuando se trataba de entrenar, pues desde que llegaron al dojo, no ha pasado un día en que no los vean entrenado, aunque ya sean expertos. Te preguntabas si era para mantenerse fuertes, o es que pensaban volverse todavía más poderosos.

Tú en el mundo de KenichiWhere stories live. Discover now