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Me cuesta creer que casi han pasado diecisiete años desde que Ritsu me obligó a unirme al club de música ligera de Sakuragaoka. Casi diecisiete años desde que conocimos a Mugi y a Yui. Casi diecisiete años desde que fundamos la banda, aunque tardamos año y medio en adoptar nuestro particular nombre. ¿En qué momento pasó tanto tiempo? Tal parece que tienen razón quienes dicen que el tiempo vuela cuando una se divierte.

Una escena de los inicios de la banda quedó impresa en mi mente. Sucedió en el primer día de nuestro primer campamento de "entrenamiento". Después de cenar, Yui, Ritsu y Mugi me sorprendieron con un pequeño espectáculo pirotécnico. Ver a Yui fingiendo tocar su guitarra, rodeada de todas esas luces de colores, fue conmovedor, y lo último que necesité para decidirme a tomar en serio nuestra naciente banda, aunque fuese la única con ese pensamiento por un tiempo.

Nuestra filosofía siempre ha sido ser un grupo de amigas pasando un buen rato, y para nosotras, parte del buen rato se traduce en dar lo mejor de nosotras en el escenario. Incluso cuando no tomábamos en serio la banda, teníamos ese impulso de dar todo de nuestra parte. Cerca de presentaciones importantes, dejábamos de lado nuestras fiestas de té y ensayábamos en serio.

Con el pasar del tiempo, dichas presentaciones se fueron haciendo cada vez más frecuentes, en especial cuando nos hicimos populares. Aún me sorprende que haber quedado segundas en el campeonato nacional de bandas universitarias nos trajera tanta fama. No cualquiera llena el Budokan en su primera gira como lo hicimos nosotras.

La hora del té se tornó desde entonces, más que solo distracción y risas, en nuestra hora de conversar y debatir. Nuestras ideas para las canciones, los videoclips y las giras han sido literalmente puestas sobre la mesa junto a los postres y las tazas de té, y la mayoría de nuestras decisiones han sido tomadas ahí.

Algo que he querido revocar en los últimos meses es nuestra regla de "quien escribe la letra canta la canción". No porque quiera dejar de cantar, sino porque sé que Yui e incluso la propia Ritsu tienen canciones guardadas que han escrito pensando en mi voz. Yui puede escribir cosas realmente pesadas cuando se lo propone (e incluso sin proponérselo), pero su voz no está realmente hecha para esos temas. Estoy segura de que ellos sonarían muy bien en mi voz o en la de Mugi.

Claro está que yo también he escrito letras pensando en las voces de las demás, en especial la de Ritsu. Sé que ella no es la mejor de nosotras en cuanto a habilidades vocales, pero me encanta escucharla cantar, en especial porque esa fue la forma en que ella se me declaró. Esa canción que ella me escribió es especial, y he querido que la toquemos en vivo más seguido, pero terminamos priorizando canciones más recientes y nuestros grandes éxitos. Después de todo, cuatro álbumes en diecisiete años son un repertorio amplio.

Diecisiete años... Sigo sin creerlo. Parece que fue ayer que dejábamos Sakuragaoka atrás para ir juntas a la universidad. En un abrir y cerrar de ojos, todas estamos ya en nuestros treintas, Yui y Azusa casadas y con una niña de casi cinco años, Ritsu y yo viviendo juntas y pensando también en ser madres, Mugi alternando la música con los negocios de su familia... Pensar en ello me hace preguntar: ¿cómo estaremos dentro de diecisiete años?

Tras diecisiete añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora