RECLAMOS A LA VIDA

56 7 0
                                    


La blanca y fría nieve cubría por completo su cuerpo dejando que la sangre de su pecho fuera el calor más agradable que el pudiera tener en ese momento.

Xie Lian quien ahora estaba en el suelo por una herida de gravedad estaba completamente aterrado por pensar que después de tanto por fin moriría, tal vez antes lo había deseado con todo su ser  pero ahora que había encontrado a alguien con quien compartir sus penas y sentimientos se dio cuenta de que no estaba tan solo; su pecho subía y bajaba lentamente por lo difícil que le resultaba respirar ahora y mientras la nieve se teñía cada vez más de carmín sus recuerdos empezaron a fluir a su mente como un torrente dejando el miedo de lado para ser invadido por una pequeña calma al vislumbrar  con amor a su persona especial, sus cariñosas sonrisas, sus dulces palabras y su tacto tan gentil  que siempre tenía con él. Sus ojos se cristalizaron con forme más pensaba hasta que la primera lagrima resbalo por su fría mejilla sin permiso seguida de una y otra.

– Hua Cheng –   su voz se quebró por completo al pronunciar ese nombre que en sus labios se sentía como un dulce veneno, capaz de hacerle amar y al mismo tiempo temer.

– Hua Cheng! – alzo más la voz al punto de casi ser un grito pero eso solo provoco que su pecho doliera y su respiración faltara, xie sabía que debía calmarse para alargar su vida lo más que pudiera pero ya sus lágrimas no se detenían.   -hua – murmuro el nombre de quien siempre estaba su lado deseando que viniera y lo salvara, no quería morir solo no quería irse sin decirle adiós a la persona que lo amo y cuido tanto, quería que hua supiera cuanto lo amaba y cuanto lo extrañaría, quería decirle que podía seguir sin él, que no le esperara tenía que despedirse pues en el fondo le aterraba la idea de que su amado se estancara en su recuerdo.
—encuéntrame por favor – una súplica que la ventisca se llevó de manera rápida sin llegar a ser entregada a la persona que tanto llamaba en la soledad; Sus dedos estaban tan fríos que ya no se podían mover, todo a su alrededor era rojo y las lágrimas solo lo ahogan en la frustración que ya tenía, asustado y confundido, en un solo descuido iba  a perder todo.

La nieve callo poco a poco sobre su cuerpo tendido y aunque fuera extraño eso le reconforto , al menos tendría una buena vista en sus últimos momentos, si las lágrimas no le impidieran ver bien definitivamente hubiera sido mejor. 

- Hua Cheng ya no podre más dentro de poco todo lo que conocías de mí ya no estará, ya no podremos reír juntos ¿aun recuerdas la vez que te molestaste por la broma que te hice?, ese día nos divertimos mucho a pesar de eso –
Un recuerdo pequeño que logro formar una sonrisa nostálgica en su rostro pálido y labios azulados.
- hua sé que no me escuchas pero no puedo irme así, no quiero dejarte solo en un lugar tan horrible como el mundo ¿acaso comerás si no te lo recuerdo?¿podrás dormir en las noches? Se que no necesitas ninguna de esas cosas pero …. -- un silencioso chillido corto sus palabras aun si intentaba mantener una sonrisa no podía más, su garganta dolía por el nudo que tenía y quebraba su voz pero algo en el fondo lo incitaba a seguir, no se quería detener, aun si todas sus palabras eran al aire necesitaba decirlo tal vez de esta manera sus sentimiento quedarían atrapados en las flores y cuando llegara la primavera podrían transmitirlos.
– perdóname. yo ni siquiera puedo hablar sin llorar - una pequeña risa escapo de sus labios la desesperación le estaba jugando tretas al punto en el que ya no sabía si reír o llorar.

-solo prométeme que estarás bien, prométeme que te cuidaras, dime que seguirás sonriendo como lo haces siempre - una punzada en su pecho interrumpió sus palabras, un dolor tan fuerte que le saco un pequeño grito y le recordó que aun estaba vivo … no le importaba sufrir de esa manera si eso le permitía aun poder estar a su lado pero eso no era más que una ilusión.

- hua no quiero que me dejes solo dime que me recordaras de vez en cuando sin llegar a asentirte triste por mi –  sus palabras empezaron a ser dichas de una manera más rápida mezcladas con ligeros jadeos que buscaban poder tomar más aire en medio de todo el caos de su mente aun si antes avía estado calmado ya no podía seguir de esa manera el que su vista se empezara a nublar y su cuerpo  ya no le obedeciera  era aterrador, aun si había pasado por cosas peores antes no podía luchar contra lo inevitable después de todo hasta los diamantes con la presión adecuada se terminaban rompiendo.

   – hua tengo mucho miedo de estar aquí, no quiero dejar esto, no quiero irme -sus pequeños sollozos pasaron a ser un llanto con forme cada palabra era dicha tal vez eran sus últimas fuerzas y el deseo de ser salvado lo que lo impulsaba a hablar más fuerte xie lian no parecía saberlo solo se limitaba a dejar que sus emociones lo controlaran y sus pensamientos lo atormentaran.

¿Por qué debo de renunciar a tu sonrisa?¿porque cuando finalmente dejé de querer morir?¿porque cuando te encontré? ………¿Por qué cuando finalmente era feliz?–
no era justo en lo absoluto, las preguntas sin respuesta consumían sus pensamientos, lo que había empezado como una despedida acabo como un reclamo a la vida misma.

su rostro callo hacia un lado sin fuerza alguna  y en sus oídos resonaron sus débiles  latidos, solo en ese momento diviso a un joven de túnicas rojas y cabello azabache corriendo en dirección hacia él; finalmente había llegado a quien tanto había estado esperando pero ya era demasiado tarde xie lian movió los labios para formar las palabras te amo con una sonrisa amarga y al mismo tiempo agradecida pues había tenido la oportunidad de verlo una última vez ,aunque fuera con una expresión dolorosa y lágrimas en los ojos.
El joven de rojo apenas llego lo tomo en brazos y pronuncio su nombre con desesperación pero la vida que aún quedaba ya se había esfumado por completo , en su lugar solo había un cuerpo frio y una sonrisa que ya no podía reflejar la calidez que una vez tuvo. El infierno para Hua Cheng comenzaba ahora.

Reclamos a la vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora