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Creo que aún recuerdo aquel día en que me di cuenta de que estaba enamorada de James. Jamás me había gustado alguien en mi vida, y ese chico llegó como una ráfaga de viento a derribarme.
Solo le tomó 3 días tenerme alrededor de sus dedos, solo con esa sonrisa burlesca y sus grandes y profundos ojos marrones.
Es curioso cómo esos grandes ojos de conejo solían ser lo que más amaba de él, y ahora solo quiero sacárselos con un tenedor.
No puedo culparlo ni de la mitad de las cosas que esos ojos me recuerdan, porque él no hizo nada de eso. Él solo había tenido la mala suerte de nacer con los mismos ojos que su hermana.
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──── ❝ 𝐂𝐥𝐚𝐬𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐞𝐭𝐢𝐪𝐮𝐞𝐭𝐚 ❞ ────
1996
(4 días antes del viaje en avión)
A estas horas, la escuela estaba prácticamente vacía, salvo por aquellos que se encontraban en talleres o compartiendo tiempo con amigos. Sin embargo, Nat y yo éramos una excepción a ellos; ella se había quedado para "experimentar" con drogas, y yo fui arrastrada por mi mejor amiga a quedarme para cuidarla.
Aunque debería estar disfrutando este momento como cualquier adolescente normal, solo podía pensar en la reacción de mis padres al llegar tarde de la escuela. Imaginaba a mi madre escudriñándome de arriba a abajo, negando con la cabeza mientras daba sorbos a su copa de vino blanco, soltando comentarios hirientes con un toque de elegancia.
-¿En serio piensas tomar esas clases? - me preguntó Nat mientras caminábamos por los pasillos desiertos.
-Se llaman clases de etiqueta, y sí, debo asistir. Ya estoy inscrita después de todo - le dije mientras buscaba la batería de respaldo para la cámara en mi bolso.
