Acabo de notarlo y ni siquiera sé cuándo ocurrió con exactitud, pero la palabra «imposible» desapareció de mi boca. Imposible dejó de estar siguiendo a este amor, desapareció junto a la frase: «es imposible que yo le guste».
Ahora entiendo esa parte desconocida de mí que se parece a un niño pequeño que busca ser mirado, mostrando lo que cree que tiene mejor, tratando inconscientemente de impresionarle.
Quizás esa idea me abandonó cuando decidí dejar que me conozca y que su corazón decida. No lo sé, la única certeza es que imposible se ha ido, y ha llegado esta tonta esperanza de que así como soy pueda gustarle.
Tampoco sé si me aterra o alivia el haberlo descubierto, al menos lo he hecho y podré decidir qué hacer a continuación.
2023
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Caramelos de menta
PoetryÉl tiene en sus ojos el cielo nocturno, con un millar de brillantes estrellas... pero sin luna. En su sonrisa el amanecer y en sus bolsillos caramelos de menta. Inesperadamente se coló en mi corazón; arregló algunas cosas, rompió algunas otras y al...