Estrella Mía 🌟 (Meta Knight X Reader)

El Rey Pingüino

Cuando tú y Meta Knight llegaron frente al castillo todo estaba apagado y en silencio. Por lo visto, ya todos estaban sumidos en su mundo de sueños.

Con tus pensamientos sumidos en ese hermoso jardín de esencia nocturna, teñido de luz celestial entre la galaxia, insististe en buscar una rosa entre los majestuosos jardines antes de volver a la Hal Abarda. Le quitaste las espinas a la primera que viste; luego, a una flor diferente le quitaste los pétalos y los usaste para hacer un círculo en el suelo. En ese círculo pusiste la rosa y la flor que Meta Knight te entregó en el ensueño. Finalmente, salpicaste agua de la fuente de los sueños sobre lo que habías preparado.

Entonces, sentada en el suelo con las manos sobre las rodillas, observaste detenidamente, inmersa en profundo suspenso esperanzador como si algo drástico pudiera pasar en un parpadeo como por obra de magia. Pero te rendiste cuando pasaron dos minutos y no pasó nada. Había que intentar.

-Es metáfora-, te insistió Meta Knight unas cuantas veces durante el proceso, con tono suave y paciente. Sin embargo, atrapado en la intriga, se dedicó a observarte con curiosidad mientras llevabas a cabo tu extraño ritual.

Cuando admitiste que la rosa no era literalmente, Meta Knight agarró la flor del ensueño y se acercó a ti. Te impactaste cuando sostuvo tu mentón para levantar tu mirada hacia la suya. Con un sobresalto tu corazón explotó en tu interior cuando entre el resplandor tenue pero sobresaliente de la noche tu mirada se encontró con sus hipnóticos ojos penetrantes.

-No te abrumes por eso-, mientras Meta Knight pronunciaba las palabras, sin dejar de mirarte a los ojos, nuevamente te colocó cuidadosamente la flor entre tus cabellos. No sabes qué te hizo sonrojar más: su cercanía, su tan profunda voz envolvente, el sentirte sujeta al agarre blando pero firme a tu mentón que te dejó atada a su mirada, el gentil gesto de la flor apenas perceptible entre su sutileza o todas las anteriores. -De la rosa no recuerdo vestigio, pero lo resolveré en honor de ti. Tu luz guiará mi encomienda.
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Se encuentran dentro del castillo, con tan solo una puerta separándolos de la sala del trono donde encontrarían con el gobernante. Esta vez llegando a media mañana.

-¿Meta Knight, el rey Dedede es un rey exigente con quién haya que tener cuidado? ¿Hay algo que deba saber antes de entrar? ¿Debería arrodillarme frente al trono, besar su mano, postrarme a sus pies o algo? ¿Y si por accidente lo hago enojar?

Meta Knight deja escapar una breve risa antes de responder.

-No hay de que preocuparse. Te lo aseguro.

Consideras que tal vez Meta Knight tiene razón, puede que te lo estés tomando muy en serio, pero te preocupas un poco ya que nunca has estado en presencia de un rey. Tienes esa perspectiva de figura de autoridad que rige por sobre toda la extensión de terreno que conoces y más. Con toda capacidad de tomar la decisión del desenlace de los hechos de su reino. ¿Qué tal si sin querer haces algo que le moleste y te condena al calabozo o peor?

Meta Knight abre la puerta empujándola con el pie, con fuerza moderada, ahorrándose así desenvolverse de su capa.

Justo en ese preciso instante, destaca una singular tonalidad de guitarra. Como si por un instante la guitarra fuera el único sonido en la existencia.

Tu atención se dirige a la banda de Waddle Dees a un lado dentro del vestíbulo. Sin embargo, tocan una melodía tranquila y relajada como si nunca se hubieran detenido por la guitarra que ahora parece nunca haber existido, lo que le da un toque aun más misterioso a la procedencia del sonido que juras haber escuchado con claridad.

-Después de ti-, te indica el caballero.

Al entrar, tu vista se enfoca en el pingüino que está perezosamente acostado, apoyándose sobre el codo, sobre un ultra cómodo y lujoso colchón que yace en el suelo frente a su trono mientras come con evidente flojera de una bandeja de plata sostenida por un Waddle Dee, la cual es recargada con comida de una inmensa montaña de fruta cerca del colchón.