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"...Eres terco."

Imai se rió, y de repente empujó su dedo en un lugar que me dolía más.

Uh, ah!"

"Todos sabemos que estás a punto de correrte."

Era obvio que Imai no iba a perder el momento en que mi cuerpo se había encogido por las ganas de eyacular. Agarró la base de mi pene con los dedos, y comenzó a estimularme hasta que gemí. Noté la forma en la que el semen estaba fluyendo hacia atrás y luego, la manera en la que Imai había comenzado a moverse hasta un punto en que pensé que se estaba volviendo increíblemente violento debido al resplandor del sexo. Dijo:

"Pero no puedes hacerlo hasta que me digas que quieres..."

Mis caderas se balancearon por la estimulación y mi cabeza se quedó completamente en blanco. Sus dedos se movían alrededor de mi culo y finalmente, después de un par de golpes más, pensé que había llegado al límite.

"Quiero correrme. Quiero correrme... Déjame... Por favor..."

Antes de darme cuenta, estaba rogando.

Quería que utilizara algo más grande que solo sus dedos para remover las partes que picaban. Quería eyacular fuerte y deseaba sentirlo desde cada parte de mi piel. En la carne, en los huesos.

Imai me puso de rodillas, me lamió el labio inferior y luego me dio un beso que se sintió infinitamente más pequeño en la nariz.

"En ese caso, yo gano."

"..."

"Y significa que voy a cogerte".

Imai retiró la mano de mi pene y sacó los dedos de un cuerpo que ya había alcanzado el límite de la eyaculación hace mucho tiempo. Luego presionó su pene contra el centro de mis piernas abiertas y se pegó en mi hasta que abrió a la fuerza un interior que ya estaba completamente caliente y dolorido por los movimientos de antes. También tenía miedo y también quería negarme, pero en este estado, había dejado de tener fuerzas. 

Cuando el pene de Imai, que había abierto mis pliegues, entró en mí, alcanzó cierta profundidad que provocó que un placer intenso e impresionante se extendiera por mi espalda baja hasta hacerme sentir el inicio de lo que yo pensaba era un orgasmo

"Ah, ah, um..."

Relajación.

Contracción.

Escupí el semen que se había acumulado en mi pene muchas veces mientras era perforado por Imai.

Cada vez que mi cuerpo se encogía, recordaba la existencia de los genitales de Imai dentro de mi. Rozaba fuertemente los pliegues del interior de mi culo hasta que temblaba e incluso después de correrme, su verga permaneció justo como estaba, chocando y emitiendo una extraña presencia desde dentro que me hacía sentir como si hubiese dejado de reconocerme.

Y después de eyacular y como si el cuerpo de Imai no hubiera perdido su fuerza, frotó todos los pliegues de mi ano con el pene, acarició aquí y allá, e hizo que el placer se extendiera como ondas en un estanque.

"Ah... ¡Ah! Ah, ah, ah, ah. Carajo".

Nunca esperé sentir algo como esto justo después de ser penetrado. Quizá las membranas mucosas dentro de mi se habían vuelto increíblemente sensibles de un momento para otro porque incluso el simple movimiento de su cuerpo hacia adelante y hacia atrás constantemente, provocaba que sintiera que iba a colapsar sin que pudiera evitarlo. Convulsioné, sentí que los temblores estaban recorriendo mi cuerpo, comenzando desde la base de mis pies hasta llegar a la cabeza, y luego, el resplandor del orgasmo se sintió más y más y más fuerte a medida que me perforaba, evocando un entumecimiento que me hizo pensar que, aunque no estaba acostumbrado en absoluto a estar tan abierto para alguien, tanto Imai como yo nos habíamos acoplado perfectamente el uno con el otro.

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⏰ Last updated: Jan 19 ⏰

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