Genius

—Mi padre siempre me decía —empezó—, bueno, mi padre adoptivo —aclaró—, que debo elegir una pareja con cuidado. Hombre, mujer, unicornio o lo que fuera, tiene que ser alguien especial. No debo salir con cualquiera de cara bonita que me encuentre por la calle.

—Auch —protestó Dazai, poniendo cara dolida—. ¿Cara bonita?

Fyodor sonrió levemente y dio un sorbo a su té de canela. Dazai le sonrió levemente.

—Lo tomaré como un cumplido y voy a ignorar que básicamente me llamaste vagabundo.

—Yo no hice tal cosa.

El castaño se rió e hizo un gesto con la mano.

—Bueno, bueno, ¿qué decías?

Dostoyevski suspiró y continuó hablando.

—Yo aprecio mucho la palabra de mi padre, y estoy de acuerdo casi con todo lo que me sugiere. Esta es una de las tantas cosas en las que concordamos. "Sólo un genio puede amar a alguien como tú. Aceptar menos sería despreciar tu propio valor".

—Se nota lo mucho que te quiere tu papá.

Fyodor asintió con la cabeza.

—Sólo nos tenemos el uno al otro. —Explicó— Me adoptó porque estaba completamente solo en el mundo. Su padre murió a corta edad y su madre siempre estaba ocupada.

—Qué triste historia... —Murmuró Dazai conteniendo un bostezo— Pero ya basta de rodeos, vamos directo al grano ¿quieres?

El ruso enarcó una ceja.

—En pocas palabras —prosiguió su acompañante— lo que estás queriendo decir es que no quieres salir conmigo. —Giró la cabeza— ¿Me equivoco?

—Perdona —se excusó—. No es personal.

—Nunca es personal.

Dazai se levantó con intenciones de marcharse, pero se quedó quieto un instante con la mirada perdida. Fyodor lo observó con interés, preguntándose en qué estaría pensando.

—Un genio... —Murmuró el castaño y sonrió a Fyodor— En ese caso, me parece que nos veremos muy pronto, Fyodor-senpai.

—"Fyodor-san" está bien.

—Fyodor-san —repitió—. Nos vemos pronto, Fyodor-san.

Lo observó marcharse del aula con una sonrisa traviesa dibujada en su rostro. Dostoyevski suspiró.

Dazai Osamu era nuevo en la escuela. Un grado menor que Fyodor; se había mudado desde la prefectura de Aomori. Había escuchado por ahí rumores de que en realidad se había fugado de casa, pero no le había prestado demasiada atención. La verdad era que el desgraciado era guapo. Muy guapo. Pero no iba a salir con alguien sólo por ser guapo.

Desde que llegó lo había observado atentamente. Era el bufón de su clase. No prestaba demasiada atención a las explicaciones de los profesores, como si ni siquiera le interesara estudiar. Más de una vez lo habían mandado a detención por hacerle una broma a un docente.

Era un chico problemático. No podía salir con esa clase de chico.

"Sólo un genio puede amar a alguien como yo", pensó.

Cuando se le declaró fue toda una sorpresa. No creía que ese chico siquiera supiera de su existencia. Siempre lo había observado desde lejos, nunca interactuó con él. Pero al parecer ese chico también lo había estado observando a él.

Daba miedo, al parecer sabía hasta la talla de sus zapatos.

—Me gustas mucho. Por favor, sé mi novio. —Se declaró Dazai al pie de las escaleras.