Capítulo 4. Rojo Carmesí

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Thirawat miró aquellas rosas rojas, y no pudo evitar que sus manos obstruyeran su vista por un momento, estaba a punto de llorar. Se regañó a sí mismo, no era apropiado, lo que menos quería era tener a sus compañeras chismorreando sobre él y especulando cosas de su vida personal.

Aunque no sabía si lo podía llamar de alguna manera "personal". Abrió los ojos tanto que sintió que se le saldrían, él... ¿realmente podría estar esperando que fuese a ese lugar de nuevo? Cuando su trabajo terminó, tomó sus cosas, no esperaba despedirse de nadie, pero "me retiro primero", salieron de sus labios, quizás ya no podría volver a decirlas. Después de todo, los muertos no hablan.

Tomó una moto-taxi, que lo llevó a ese hotel lujoso que le había llevado aquel día en que sintió por primera vez como lo humillaban de una forma que nunca olvidaría. Si él no estaba ahí, era probable que el personal del hotel lo echará como un perro a la calle o llamasen a la policía, cualquiera que sucediese primero no le afectaría en absoluto. O eso esperaba.

Las miradas de aquellas personas de ropa cara que entraba al hotel estaban sobre él o así lo sentía, su ropa estaba fuera de lugar. El traje viejo que traía, ¿tendría que ofrecer una disculpa por ser una clase de basura para sus ojos?

Se acercó a la recepción, eso era una puta mierda... ¿cinco recepcionistas para un hotel? Todas hablando en diferente idioma: inglés, chino, japonés, francés, inglés y tailandés. Quiso gritarles que eso era una ridiculez, pero al ver a las personas formadas para ser atendidas, supuso que no era tan ridículo para esa gente, eso era normal. Se acercó un poco nervioso a la recepcionista tailandesa y ésta lo miró, sin disimular, de pies a cabeza.

−Re...reservación para el señor Khaisang... Nuttarat.

La mujer no dijo nada, sólo tecleo un par de teclas y miró con detenimiento el computador que tenía enfrente. Se acomodó un poco las gafas elegantes que traía, seguramente el sueldo que le daban en ese lugar lujoso le permitía comprarse cosas así, de nuevo esa mirada de desprecio que le dio hizo que su pecho se comprimiera un poco, como si le estuviese costando trabajo respirar. Al fin la mujer hablo...

−Pase, el joven Nuttarat lo está esperando.

Thirawat tomó la tarjeta de acceso y miró el número de piso, era el último. No le sorprendía, si lo mataba era probablemente más fácil que nadie se diera cuenta estando hasta el final de aquel gran hotel. Lo difícil sería sacar su cuerpo, eso era algo de lo que probablemente él no tendría que preocuparse, se quiso reír un poco de sus propias desgracias, pero se abstuvo. Tomó el elevador y subió, pensando en todo aquello bueno que había tenido en su vida, eran muy pocas cosas. Su madre antes de aquel hombre posiblemente era una de ellas.

Salió de manera desdeñosa hacia ese lugar, cubierto de una gran alfombra roja, suponía que era para camuflar la sangre que derramaban de sus víctimas o algo parecido. Respiró profundamente al ver aquella puerta de color caoba frente a él, cerró sus ojos por un momento y pasó la tarjeta de acceso, haciendo que la puerta se abriese. Thirawat dio unos pasos adentro y una voz hizo que los retrocediera, pero la puerta ya había sido cerrada...

−Te tardaste demasiado... pero lo has logrado.

La figura imponente de aquel niño rico apuntándole con un arma, le dejó helado. Su risa que soltó hizo que se le erizará cada vello de su cuerpo. Era algo enloquecida, llena de cólera, pero sin perder el toque de perversidad que seguramente quería darle.

−Ya sé quién eres... ¿te diviertes haciendo esto? -pese al arma que tenía apuntando en su cabeza, tuvo el valor de preguntar.

Sintió la respiración de ese tipo en su cuello, uno de sus dedos enredó uno de sus cabellos, casi como una caricia. Aunque un poco más brusco que ésta.

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⏰ Última actualización: Jan 20 ⏰

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