⠀⠀⠀⠀iii. adriana meza.

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𝙤𝙫𝙞𝙙𝙞𝙤 𝙜𝙪𝙯𝙢𝙖́𝙣

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𝙤𝙫𝙞𝙙𝙞𝙤 𝙜𝙪𝙯𝙢𝙖́𝙣

tenía frío. su celda era casi como un congelador y la pequeña manta que tenía sobre su cama era tan delgada que no lograba cubrirlo del todo. sumándole a eso los incómodos colchones que tenían en el penal, no eran nada comparados con los que él solía tener en su hogar. ni siquiera cuando tenía que esconderse por semanas en la sierra, había sufrido tanto como lo hacía en ese lugar. se sentía perdido. no lograba sacar de su mente aquella nota que leyó en el periódico que su psicóloga le había mostrado, adriana « a diferencia de sus hermanos » no lo extrañaba en lo más mínimo y, al parecer, no quería verlo nunca más. ahora comprendía muchas cosas, desde los comentarios que ella solía hacerle, como los comportamientos despectivos que a veces tenía con él.

siempre pensó que ella se mantenía a la defensiva por el ambiente que los rodeaba como familia. el constante estrés de ser atrapados, las amenazas y respuestas de los cárteles contrarios, todas las represalias que podían caer sobre ellos solo por los apellidos que portaban. la muerte de edgar, también la de raulito. así como todas las veces que tuvieron que durar meses sin verse, sin saber nada del otro.

y ovidio se culpaba constantemente de eso.

pero ahora, no sabía qué era lo que había hecho mal. no se consideraba un mal esposo y mucho menos un mal padre. a pesar de todo lo que giraba alrededor de su vida, el chapito siempre trataba de estar presente para sus hijas y lo demostró cada vez que dejó de lado asuntos importantes de la empresa por pasar tiempo con ellas, en sus cumpleaños o simples noches de chicas. y con adriana, aunque era difícil, él jamás volteó a ver a otra mujer y siempre le dió su lugar como su esposa.

¿qué fue lo que la hizo odiarlo tanto?

si adriana ya estaba involucrada dentro del negocio antes de ser su novia, no podía pasar desapercibido el apellido que ella tenía y mucho menos el nombre de la persona que era su padre. aún así, siempre lo culpó de todo.

suspiró una vez más.

tenía que descansar si quería llegar puntual a su tercer cita con la psicóloga, no era como si ovidio tuviera cosas más interesantes que hacer dentro de ese lugar. y si era sincero, la muchacha no le desagradaba tanto como antes.

pero no confiaba al cien porciento en ella, no podía dejar de lado el hecho que es una empleada más del gobierno mexicano. el gobierno más traidor del mundo.

porque lo entregaron en bandeja de plata, a pesar de tener un trato con sus hermanos.

intentó conciliar el sueño y cuando ya estaba a punto de quedarse dormido, unos gritos lo despertaron. el resto de los reclusos gritaban cosas que él no lograba entender, además que hacían sonidos muy.. extraños. se levantó de su cama y a paso lento se dirigió hasta los barrotes de su celda, tomando estos con sus manos, tratando de ver qué era lo que provocaba tal alboroto.

logró visualizar a gonzález y a su lado a ¿su psicóloga? ni siquiera era capaz de recordar su nombre, aunque ovidio no estaba muy seguro si ella alguna vez se lo dijo. los gritos cada vez eran más altos, sumándole a estos un par de silbidos; y no entendió por qué eso le molestó tanto. veía la cara de la mujer: se veía emocionada. ese era un sentimiento que llevaba mucho tiempo sin presenciar en ese lugar.

— ovidio, buenos días. — siempre tenía una gran sonrisa en su rostro.

¿acaso no se cansaba de sonreír?

— buenos días..

— ¿puede abrirme? — esta vez se dirigió al oficial, quien miró la escena con horror.

— ¿la celda?

— sí, la celda. — dijo con obviedad.

y aunque se veía molesto por seguir esa orden, abrió de mala gana la celda del chapito. antes de marcharse dejó una pequeña llave en la mano de la chica, cosa que no pasó desapercibido para ovidio.

— bienvenida a mi humilde hogar. — exclamó con sarcasmo, señalando la pequeña habitación. — , ¿qué hace visitando a los pobres?

— quería darte la noticia lo más pronto posible. — mencionó con emoción, sentándose sobre la cama. — , que horrible es aquí.

— si.. no es un hotel cinco estrellas.

— bueno, ovidio, logré que te incluyeran en los talleres recreativos que realizan todos los días.

— ¿qué?

no parecía contento.

— pensé que.. bueno, es algo que podría ayudarte.

trató de tomar su mano, esa que reposaba sobre el frío colchón, pero el chapito se alejó con brusquedad.

— no, uste' no sabe qué podría ayudarme. ¡no sabe nada!

— ¡claro que sé muy bien lo que hago! y lo que tú harás es ir a cada uno de los talleres en los que te inscribí. — lo señaló, esa sonrisa había desaparecido y lo que ahora tomaba su lugar era una mueca. — , harás lo que yo te diga, ovidio guzmán.

ella no le dió tiempo de responder, pues cuando menos lo esperaba ya estaba fuera de la celda, entregándole la llave a uno de los oficiales que siempre resguardaban el lugar. ni siquiera le dedicó una última mirada, la vió alejarse con rapidez por el pasillo, sus zapatillas golpeaban fuertemente el suelo de concreto.

quería que volteara.

deseaba que volteara a verlo solo una vez más antes de perderse por el lugar, que se despidiera de él como siempre lo hacía: una sonrisa y un movimiento de mano.

pero no fue así.

pero no fue así

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. . 𝖓𝖔𝖙𝖆 𝖆𝖚𝖙𝖔𝖗𝖆 𓂃 ♥︎

¡sorpresa! estamos devuelta.
últimamente he estado pensando en hacer esta historia, pues, una historia corta. aún no está nada decidido pero ajá, quería decirles jdkwkw.

lxs invito a pasearse por mi canal de whatsapp, ahí hablo de muchos cosos, tanto de mi vida como el clima en cln o cualquier cosa que se me viene a la mente. el enlace lo dejaré en mi perfil, ok.

no olviden votar y comentar o me vuelvo a desaparecer por mucho tiempo, ustedes sabrán. 🫵🏻


𝘮𝘪 𝘣𝘦𝘭𝘭𝘰 𝘢𝘯𝘨𝘦𝘭 𖹭⁩ 𝙤𝙜𝙡.Where stories live. Discover now