Prólogo

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Tina se acercó a Julián como era de costumbre, pero esta vez no recibió un abrazo de su parte, sino un comportamiento muy frío. La castaña lo dejó pasar y se fue a sentar al lado de sus mejores amigos como todos los días. Lú e Itzán hablaban de una película y Tina estaba distraída pensando en que pudo haber hecho para hacerlo enojar, aunque cuanto más lo pensaba, él se enojaba con facilidad.

Al ver que no llegaba el profesor, Julián y Manuel se miraron fijamente sabiendo que era el momento, sonrieron burlonamente y fueron al escritorio de Tina.

-¿Ahora si quieres hablar?-le preguntó la castaña algo enojada. Aunque no quería admitirlo, le dolía que su novio la tratara de esa manera.

-Sí, tengo que hablar contigo.

-¿De qué?—le preguntó la castaña sin darle mucha importancia.

-Pues para empezar, terminamos.- le dijo el castaño, Tina lo miró sin comprende. Creía que todo iba bien entre ellos.

A menos que...

<<¿Sabe que me gusta Itzán?>> pensó la castaña.

-¿Qué?¿Por qué?

-¿Por qué?- le preguntó sarcásticamente el castaño.- porque eres aburrida, eres odiosa, no te quiero y lo nuestro fue solo una apuesta. Nada más.

-P-pero Julián yo te tomé cariño.

Aunque ella no lo haya querido de la misma forma a la quería Itzán, le tomó mucho cariño a Julián y podía considerarlo un buen amigo. Por más idiota que lo creyeran todos, ella sabía que en el fondo era un buen chico. O eso quería pensar.

-Oh vamos, ¿En serio creíste que sentiría lo mismo por tí? Pero querida...no tienes nada más que ofrecerme para quedarme contigo, Martina. Debes entender que yo no te quiero.

Los ojos de Tina se cristalizaron, Julián seguía hablando de sus defectos y ella quería morir. En ese momento, Itzán se levantó y la abrazó, mientras que Lú le dio una cachetada a Julián en el preciso instante que el profesor llegó a la clase.

-Lucía Bach, Julián Castillo a la oficina del director. ¡Ahora!

Lú agachó la cabeza apenada y fue a la oficina del director seguida de Julián. Al llegar a la oficina, ninguno de los dos dijo nada y esperaron pacientemente a sus madres.

-Te lo merecías, gilipollas.

-Tal vez un poco.

Eliza llegó al instituto y le dedicó a Lú una mirada de reproche. Entraron con el director y lograron pagar para que a Lú no la castigaran. Miranda llegó un rato después, vio a su hijo con la mejilla roja y se enojó.

<<¿Cómo puede un instituto como este dejar que se permitan estos tipos de violencia?>> se preguntó a sí misma, enojada por supuesto.

Lú y Eliza Bach salieron de la oficina del director con unas sonrisas, Miranda las vio marcharse y vio al director.

-¡¿Es que no les dirá nada?!- le preguntó enfadada.

-¿Y por qué debería de hacerlo? Fue su hijo el que le dijo cosas absurdas a Martina Carrera.

-Si, pero no las veo a ellas con las mejillas rojas, director.

-Le sugiero que se retire, Sra. Castillo.

Miranda llamó a su hijo y salieron del colegio enojados.

<<Pagarán por esto, Lucía y Eliza Bach>>

Dos años después, el padre de Miranda, Eric, quién a su vez era el director de CEU, falleció de un infarto y Miranda, como su única heredera, se quedó a cargo de la universidad. Su trabajo consistía en tener reuniones con proveedores de la universidad, con los profesores y darles charlas motivacionales a los alumnos. También se encargaba de firmar papeles importantes y de aceptar a los alumnos de primer ingreso a la universidad. Ese día ella se encontraba leyendo aplicaciones y su mirada se clavó en un solo nombre: Lucía Bach. La chica que le había dado una cachetada  su hijo. La chica que adulaba esta universidad y estaría devastada sino fuera aceptada, después de todo, tanto su abuelo como su padre habían asistido a esta universidad.

Dark secretWhere stories live. Discover now