𝗗𝗢 𝗜 𝗪𝗔𝗡𝗡𝗔 𝗞𝗡𝗢𝗪?, Esteban Kukuriczka

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Mi despertador sonó a las 8 de la mañana.
Yo, al ser una persona con un sueño bastante liviano, me había despertado apenas la música clásica, la cuál tenía como alarma predeterminada, había empezado a sonar.

Me levanté rápidamente, yendo directamente al baño y dándome un baño completo. Necesitaba sacar los nervios de alguna manera, y el agua caliente era un antídoto.

Al salir, me sequé el cuerpo y me enrollé una toalla a la cabeza, saliendo del baño para elegir la ropa que me iba a poner.

Decidí que me pondría algo profesionalmente lindo, claramente quería causar una buena primera impresión, tanto con Bayona, el director, como con los otros actores.

Cuando ya estuve vestida, me dispuse a secar mi pelo.

Luego de unos minutos, ya había terminado, por lo tanto, terminé de agarrar las últimas cosas del día a día que iba a necesitar mientras no estaba en casa, y las puse en mi bolso de mano.

Cuando tuve todo listo, saqué el bolso y la valija de mi cuarto, dejándolos en el living, antes de ir a la cocina para hacerme el desayuno.

Unas tostadas con palta no podían faltar.
Con jugo de naranja, claramente. El mate en esta casa no existía. Era algo que compartía con Enzo.

Hablando de él, ayer le mandé un mensaje preguntándole la hora y la ubicación en donde se iba a llevar a cabo la primera lectura de los guiones.

Al cabo de unos minutos, ya tuve la hora y el lugar establecidos, gracias a mi querido amigo, el cuál me metió en este proyecto.

Después de terminar, agarré mis cosas y bajé por el ascensor con dirección al garage del edificio, en dónde me esperaba mi camioneta.

Luego de subir la valija y mi bolso a la cajuela con mucho esfuerzo, me subí al asiento del piloto. Conecté el Bluetooth de mi teléfono con el de la camioneta, automáticamente comenzando a sonar mi playlist favorita de Spotify.

Puse el GPS, el cuál decía que iba a llegar a Montevideo en aproximádamente 2 horas y 10 minutos. Rodé los ojos, suspirando para luego comenzar a manejar hacia Montevideo, la capital de mi país.

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Unas 2 horas después, ya estaba por llegar. Me faltaban 10 minutos para llegar al hotel en dónde iba a hospedarme por el resto de la jornada laboral, ya que no tenía apartamento ni casa por esta zona.

Al llegar al hotel, estacioné la camioneta frente a este, sacándome el cinturón y bajando de esta misma, haciendo el intento de bajar la valija yo misma, junto a aquél bolso que pesaba mucho.

Cuando pude sacar ambas cosas, caminé hacia el interior del hotel, acercándome al recepcionista, el cuál me regalaba una sonrisa desde la distancia.

Luego de pedirle una habitación y pagar por ella por los próximos 3 días, tomé la llave y, con un asentimiento de cabeza, me fuí hacia el ascensor que me llevaría a mi habitación.

Al entrar, marqué el piso número 4, haciendo que el ascensor me llevara rápidamente a mi habitación.

Cuando encontré mi cuarto en aquél largo pasillo, abrí la puerta con mi tarjeta y me propuse a entrar la valija y el bolso.

Cerré la puerta detrás de mí, observando la habitación, la cuál no estaba nada mal.

Una cama Queen size, con una tele grande para mirar Gran Hermano por las noches, también una pequeña heladerita junto a esta.

El baño era espacioso al igual que el armario, por lo que me propuse a desempacar mi ropa.

Luego de estar ordenando por un rato, recibo una llamada entrante desde mi teléfono.

El nombre 'Enzito' se vé en la pantalla.
Así que, con una sonrisa de lado, atendí la llamada, saliendo al pequeño balcón que tenía aquél cuarto.

- Hola, Cata. Ya estás por Monte? - preguntó Enzo, en un tono de voz calmo.

-Hola, Enzito. Sí, ya estoy en el hotel, llegué hace tipo 20 minutos. - dije, poniendo el altavoz, así podía prender mi cigarrillo más facilmente.

- Querés que te lleve a la lectura? El Hotel que te recomendé me queda de paso - dijo, al parecer estaba escribiendo algo en su computadora, ya que se escuchaban las teclas resonando de fondo.

- Uf, re si. Me re gustaría, Enzo. Mil gracias. - dije, dándole una calada a mi cigarrillo.

- Bien, en media hora me tenés por ahí. Nos vemos. - dice, antes de cortar la llamada, para luego dejarme sumida en un silencio tranquilo.

Fumaba mi cigarro con tranquilidad, mirando a loa autos y a la gente pasar.
Ver la vida pasar frente a mí.

Cuando terminé mi cigarro, lo coloqué en el cenicero, entrando nuevamente en la habitación para vaciar mi bolso de mano y solamente poner adentro las cosas necesarias.

Cuando estuve lista, me senté en el balcón nuevamente a mirar la calle, esperando que el conocido auto de Enzo hiciera su aparición.

Y así lo hizo, luego de unos 10 minutos.

Bajé rapidamente, para luego cruzar la calle y abrir la puerta del copiloto.

- Hola, rubia. Estás lista?

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