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No había tenido suerte con mi pequeña investigación. Había pasado el resto del fin de semana preguntándoles a las personas que conocía sobre Carrie. La abuela Norma no sabía nada de su desaparición, Ethan no sabía nada de su desaparición, mis padres mucho menos. Estaba convencido de que no podía hablar de aquello con Sophia, su madre, ya que ella también estaba involucrada en todo ese asunto. Así que entendí que mi único remedio era buscar una manera de que ella misma me lo contara todo. Ese lunes en la mañana cuando salí rumbo al auto de mi madre, no esperaba la sorpresa que me esperaba afuera. Carrie y Addelyn Rose se encontraban allí paradas junto al lujoso auto negro de mi madre. Mantenían una alegre conversación con mi hermana, la cual parecía encantada de que dos chicas mayores le estuviesen hablando.

Me quedé de piedra allí, tan sólo a unos pasos de ellas, pero sintiéndolas tan lejanas como nunca antes. Carrie alzó la vista hacia mí, y con una disimulada sonrisa me dio el permiso para acercarme. Era tan desconcertante para mí el hecho de que sin importar cuan bueno eras con las chicas, cuando una realmente te gustaba nada parecía funcionar. Los efectos del amor son muy parecidos a los del alcohol: se te duerme el cerebro, hablas cosas que se suponen que no debes decir, sientes la lengua rasposa, te suda cada centímetro de piel y tal pareciera que todo pasa en cámara lenta. Me detuve frente a ellas y su conversación se detuvo. Los tres pares de ojos me observaron expectantes, como si fuese de suponer que yo debía de decir algo, pero, ¿qué podía decir?

—Hola—fue precisamente Addelyn la que rompió el hielo—. Tú debes de ser Nolan—asentí nerviosamente con la cabeza—. Tu hermana recién nos contaba la historia de cómo te hiciste pipí en tu primer día de escuela en Los Ángeles.

No había esperado aquello para nada, pero cuando las tres chicas que estaban frente a mí comenzaron a reír a carcajadas, no pude evitar sentir como mis mejillas se calentaban por la vergüenza. Le lancé una mirada asesina a Ava y sin decir nada di media vuelta. Vaya bochorno mañanero. Sentí que alguien venía tras de mí, pero como imaginé que se trataba de mi hermana no le hice caso. Una mano se posó en mi hombro y cuando me encaré para decirle un par de cosas a Ava, el dulce y preocupado rostro de Addelyn Rose me hizo retroceder un paso.

—Lamento muchísimo eso—se disculpó, y de alguna forma supe que estaba siendo sincera. Addelyn no parecía del tipo de chicas que se burlaban de los demás por diversión—. No sé en qué momento se me ocurrió que decirte eso sería una buena forma de conocernos. Realmente lo siento, Nolan.

Había algo en la manera en la que Addelyn Rose pronunciaba mi nombre que me hacía sentir como si nunca nadie lo hubiese hecho, como si todo aquel tiempo las personas me hubiesen dicho un nombre equivocado y por primera vez ella había encontrado el nombre correcto. Su boca era pequeña, delicada, y en aquellos momentos yo no podía pensar en algo más que no fuese en besarla. Me sentí estúpido al mirarla fijamente, por lo cual supe que había llegado el momento de reaccionar.

—No pasa nada—la voz me salió atropellada—. Los hermanos menores siempre buscan formas ingeniosas para humillar a sus hermanos mayores.

—Ava es una  chica genial—sonrió, haciendo que sus ojos se viesen rasgados—. Carrie me había contado mucho sobre ustedes, así que tenía muchas ganas de conocerlos.

—¿Enserio?

—Enserio.

Vi como Carrie comenzó a acercarse a nosotros, lo cual le agradecí en silencio. Ya no sabía que más podía decirle. La chica que me traía vuelto loco me acababa de decir que tenía muchas ganas de conocerme, y yo lo único en lo que podía pensar era en que necesitaba salir corriendo. Carrie carraspeo como si estuviese anunciando su llegada para no interrumpir ningún momento. Pasó su mirada a Addelyn y luego me observó a mí. Carrie se inclinó en sus talones con gesto infantil para luego llevarse las manos a la espalda y regalarnos una sonrisa de complicidad.

La guía de vida de Carrie Williams Where stories live. Discover now