I'm so in love

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Chaeyoung juraba al cielo que en el momento de pedir romanticismo sus pensamientos fueron, algo cómo una linda confesión de amor en su casa después de quizás cenar algo de ramen y ver una cursi película, todo porque quería estar segura que Mina se estaba entregando a ella de la misma manera que ella lo haría. Su objetivo nunca fue estar en un barco comiendo comida de lujo a la luz de la luna y del lejano puerto.
Con una mano en su mentón sosteniendo su rostro, miraba a Mina que mantenía una muy larga platica con personas que la habían reconocido de alguna revista de negocios o algo así escuchó. La empresaria sintió como era observada por su menor al otro lado del lugar por lo que conectó su hermosa mirada índigo con la de la coreana para disculparse sin pronunciar alguna palabra, obteniendo solo una pequeña sonrisa que mostraba la comprensión de la doctora. Al final Chaeyoung había terminado comiendo sola pues creyó que esperar por Mina solo le dejaría una comida helada, claro que tenía razón, cuando la japonesa por fin volvió a la mesa Chaeyoung se estaba llevando su última cucharada de postre a la boca.

— Lamento tanto haber tardado, cada vez que me despedía ellos volvían a hablar.— Su platica fue interrumpida por el mesero indicando que pronto el barco volvería al puerto lo que hizo a la japonesa suspirar y simplemente agradecer al hombre.

—¿Entonces ya no cenarás?

— No pero, está bien.— La mayor llevó su mano hasta la mejilla de su contraria dándole pequeñas caricias en la piel con su dedo pulgar, la pelinegra atrajo el rostro de Chaeyoung hasta estar lo suficientemente cerca depositando unos pocos y cortos besos en los labios de su menor obteniendo el delicioso sabor de lo que parecía haber sido una tarta de fresa.

— Sabes dulce.

— ¿Y no te gusta?

— Me encanta, es adictivo.

— Si fuera así me seguirías besando.— Refutó la menor haciendo a Mina sonreír mientras se alejaba de su rostro.

— Es mejor que volvamos al hotel, mañana tendremos nuestro día perfecto y entonces podré pedirte que tengamos una relación. — Chaeyoung escuchó cada palabra que salió de los labios de su mayor pero sabía que era una conversación más de Mina con ella misma, así que mantuvo su sonrisa y los latidos de su corazón ocultos, rogando que su mano no empezaran a sudar de los nervios mientras caminaba junto a la empresaria por todo el puerto hasta el cercano hotel. ¿Qué era más romántico que esto? Estaban bajo la luz de la luna, las estrellas y claro los faros del puerto, en una hermosa playa Francesa de arena blanca, el olor a salitre era refrescante a pesar del frío viento que golpeaba sus rostros y lo más importante de todo estaban juntas, ellas dos solas, no había mentiras, ni ex novias pidiendo matrimonio, solo un sentimiento mutuo tan hermoso que a pesar de no haber sido pronunciado por ninguna era evidente, no podría haber momento más perfecto para confesar sus sentimientos, pero tampoco quería arruinar los planes de su mayor.

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— Buenos días.

Mina saludaba a su menor con tal normalidad que le hacía sentir una gran incredulidad a Chaeyoung, anoche casi se arrancaron la ropa después de llegar de la cena siendo detenidas por la mayor quién volvió a repetir que Chaeyoung merecía algo más romántico. Chaeyoung por su parte cada día se arrepentía más y más de sus palabras, durante su estadía en Corea, Mina estuvo durmiendo en la habitación de Jeongyeon pues cómo anoche, estar las dos juntas desataba una oleada de cosas dónde alguna terminaba encima de la otra con las manos debajo de la ropa hasta que Mina recobraba la conciencia y la petición de su menor y salía de la habitación. Esta vez solo tomó su almohada y una manta para acostarse en el sofá, pero la coreana le impidió irse, optando mejor porque cada quién durmiera casi en el borde de la cama, al ser kingsize no sería complicado mantener distancia. Lo cruel a todo esto era que la coreana no paró de pensar en todo lo que deseaba hacer con Mina y está última ahora la saludaba cómo si sus dientes no estuvieran marcados en la delicada piel de las clavículas de su menor.

— Buenos días.

— ¿Me acompañas a Paris?

— Creía que pasaríamos el día en la playa.

— Puedes hacerlo, yo tengo que ir rápido a una reunión, son dos horas de vuelo, una hora de juntas y otras dos horas de vuelo, son las ocho de la mañana estaría volviendo aquí a las dos de la tarde como máximo, tú mientras puedes estar en la paya o visitando algún lugar, Chan te puede llevar a donde desees. — Contestó la mayor a la par que tomaba asiento en el borde de la cama. Chaeyoung por fin estuvo completamente despierta notando el húmedo cabello de la japonesa, y su rostro libre de maquillaje, la coreanas ya no sabía que era más sorprendente, su profundo y pesado sueño o la gran capacidad de Mina de hacer actividades sin casi hacer ruido.

— Iré contigo, me gustas más que la playa.— Además que sus días juntas estaban contados por decirlo de alguna manera, en poco tiempo debían volver a Japón, dónde no podrían pasar mucho tiempo una al lado de la otra.

— Bien, me iré a maquillar mientras tú te duchas.— Mina se levantó de la cama no sin antes dejar un beso corto y casto en los labios de su menor. Chaeyoung esperó hasta no ver más a su pelinegra en el lugar para cubrir su rostro con las sabanas, Mina no lo sabía pero cada vez que su mayor la besaba incluso con besos tan fugaces hacia su corazón palpitar, detenerse, revolcarse en alegría y emoción, y es que no podría ser de otra manera, desde el primer momento había caído a los pies de Myōi Mina deseando que aquellos ojos azules como el océano fueran pertenecientes al amor de su vida y futura esposa, y al menos con cada beso la menor veía esa posibilidad cada vez más cerca.

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Gracias a que Mina había rentado un avión privado la llegada a París fue más rápida de lo previsto, lo que les permitió que el recorrido para llegar al lugar de reunión de Mina fuese más lento. ¿Aquella ciudad realmente era la cuidad del amor? Al mirar a través de la ventana Chaeyoung lo dudó por segundos hasta que la voz de su mayor se hizo presente mientras hablaba con su chófer, ahí todo el mundo se hizo mucho más romántico y hermoso para la menor. Definitivamente estaba enamorada, tan enamorada de Mina que podría dejar de respirar, tan enamorada que no le importaba si estaban en Paris o en su sala de estar ella solo con tener a la pelinegra a su lado la felicidad se desbordaba, Chaeyoung estaba tan enamorada que no quería, sino que necesitaba gritarle a Mina y al mundo lo muy enamorada que se sentía, pero claro, no podía hasta que la ojiazul lograra hacer su escena romántica. Aunque pensándolo bien ya la tenía, aquel día cuándo Mina fue a buscarla bajo la lluvia era lo suficientemente romántica y valida, aquel día su corazón se fundió con el de su mayor a tal punto de que con solo recordarlo las mejillas de la más baja se adornaron con un magnifico color carmesí que su mayor notó.

— ¿Está todo bien, corazón? — Mina preguntó con verdadero interés, haciendo pequeñas las palabras de su menor por unos segundos, pero no pudo contenerse más.

— Estoy tan enamorada de ti. — Su pulso se aceleró de golpe y su mundo se movía cada vez más rápido que ella mientras su mayor mantenía silencio que solo fue interrumpido por un "aww" de su chófer.

Al no obtener respuesta Chaeyoung bajo su mirada ha su regazo, Chan a través del retrovisor buscó la mirada de su jefa para entender el por qué no decía nada, y Mina mantenía su cuerpo rígido y su inerte mirada en la menor.

Better than Revenge | Michaeng Where stories live. Discover now