PRÓLOGO

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Noviembre 23 – 2022

Park Namwook decidió que hablar en una conferencia de prensa era lo mejor que podía hacer.

La sala se llenó de reporteros y camarógrafos. Miembros del gremio deportivo y médico estaban ahí para brindarle su apoyo y él deseaba de todo corazón que el universo pusiera en sus labios las palabras correctas para no escandalizar a un público que no hacía más que cuestionarse sobre el estado de salud de su ídolo.

El campeón Joo Jaekyung había perdido en una reciente batalla contra un retador tailandés de nombre impronunciable. El combate pareció extraño desde un comienzo, Jaekyung recibía golpes que le dejaban más mareado que otras veces y por más que hacían no lograban controlarle la hemorragia de la nariz, él se negó a rendirse en la pelea y siguió dando todo de sí para obtener el triunfo, sin embargo, perdió la noción de la realidad en una ráfaga de puñetazos directos al rostro que inevitablemente hicieron que bajara la guardia y recibiera una golpiza descomunal. Namwook y Yosep le gritaban que se detuviera, pero él ya no parecía escucharlos, cayó inconsciente y el equipo médico le socorrió para llevárselo en camilla ante la mirada de todos, el referí determinó la victoria del tailandés, pero Namwook exigió que revisaran sus guantes. Ahí se encontraba la verdadera respuesta ante lo acontecido, el extranjero tenía un truco en los guantes. La comisión nacional del deporte lo envió a investigación y descubrieron que todo había sido por su propia cuenta, todavía se encontraba en proceso de recibir una sentencia, mientras que en el hospital dieron el veredicto definitivo; Jaekyung tenía una factura en la parte frontal del cráneo y la contusión era tan grave que era necesario inducirle un coma para disminuir la inflamación.

Namwook se debatió entre lo que debía hacer y no hacer, pero recibió el apoyo y aprobación de todo el equipo, fue así que aceptó la inducción del coma. Jaekyung estaría dormido el tiempo que fuera necesario, el tiempo que a su cerebro le hiciera falta para recuperarse.

—Muy buenas tardes a todos, gracias por estar aquí. Gracias por interesarse en la salud de Jaekyung.

—Entrenador Park ¿Podría darnos los pormenores del estado de salud de Jaekyung? — un reportero joven tomó la palabra.

—Su estado es reservado— dijo conteniendo las emociones que amenazaban con desbordarse—. Los médicos han sugerido la inducción de un coma debido a una fractura de cráneo y una compleja inflamación en la parte frontal del cerebro que compromete su vida.

Los reporteros y entrevistadores se quedaron atónitos, hubo murmullos, comentarios intercambiados, las mujeres se entristecieron y seguramente los fanáticos al otro lado de la pantalla estaban llorando.

—¿Cuál es el pronóstico?

—El médico que atiende a Jaekyung nos ha comentado que la desinflamación tomará un tiempo, no podemos saber cuánto, nos quedará esperar lo mejor.

Abandonó la sala de prensa con el corazón latiéndole a mil por hora, agradeció mentalmente no haberse puesto a llorar frente a todos. Era cierto que Jaekyung era su mejor atleta, pero también era como un hijo al que deseaba proteger y había hecho todo, menos eso.

Al día siguiente los periódicos y las redes sociales se inundaron con la noticia de Jaekyung en coma, se filtraba información del hospital en el que estaba y durante algunos días los reporteros acosaron al médico al salir de su turno para obtener algunos comentarios. Las cercanías del gimnasio también recibían la invasión de reporteros y no fue hasta un mes después que las cosas empezaron a calmarse.

Jaekyung seguía en la mente de sus verdaderos fans, el tailandés estaba cumpliendo una condena en su país y los verdaderos fanáticos todavía rogaban por su pronta recuperación. Sin embargo, la vida siguió y él debía acostumbrarse a lo que estaba por venir.



Mayo 21 – 2023

Lo visitaba cada tarde al salir del gimnasio, en el hospital y en la vida las cosas seguían su curso. Las heridas de su rostro ya no estaban y lucía como el mismo de siempre, a diferencia de cuando estaba despierto, su expresión era suave y relajada y estaba haciendo lo que más le costaba hacer; dormir.

Sostuvo su mano y se acomodó en la silla cerca de la cama, era la primera vez que tenía el valor para hablarle, los médicos le decían que lo hiciera, que eso ayudaba, pero él estaba tan avergonzado y se sentía tan culpable que creía que todo lo que salía de su boca sonaría a mentira. Se preguntaba si Jaekyung lo odiaba por haberle programado esa pelea o por no detener el combate a tiempo.

—Los chicos en el gimnasio no han dejado de trabajar duro, no rompen la dieta y han dejado de lado las noches de bebidas. Siguen tus consejos, lo hacen de ti. Jaekyung, todos esperamos que despiertes pronto y puedas regresar al lugar que más amas. Las cosas en el Team Black no son las mismas sin ti.

Jaekyung ni siquiera se inmutaba, su voz no servía para nada y el discurso barato más que aliviarle le arremolinó el pecho de emociones y se echó a llorar lamentando ser tan débil. Jaekyung era como su hijo y él se derrumbaba en la habitación del hospital.

—Voy a abrir las cortinas, la luz del sol le hace bien— una amable enfermera no le juzgó por estar llorando y abrió las cortinas. Namwook se secó las lágrimas y devolvió la mano de Jaekyung a la posición de siempre.

—Volveré mañana. Murmuró por lo bajo y salió con un nudo en la garganta, no dejaba de ensayar una sonrisa, esa sonrisa plagada de falsedad que debía mostrar a los miembros del equipo, a ellos debía demostrarles que confiaba ciegamente en el hecho de que Jaekyung despertaría, cuando en el fondo no hacía más que llenarse de pensamientos negativistas que le enfrentaban a una dura realidad en la que se despedía de él para siempre.

Mientras dormías (Jinx)Where stories live. Discover now