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Capitulo 01:
Los dinosaurios.

- ¿Usted está seguro que es por aquí la dirección? -El chófer lo miró con un poco desconfianza.

Matias asintió. -Segurísimo.

El hombre redujo la velocidad. Se le notaba un poco inseguro, nervioso. Matias sentía que algo no estaba bien.

-Mira, sé que no es de mi incumbencia lo que hagas o no con tu vida, pero vos tenes cara de ser un buen pibe, joven, con futuro. -Matias no tenía idea de a qué quería llegar el taxista, pero prestó atención- Te miro y puedo decirte con certeza que vos no perteneces aquí. Es un barrio peligroso. Vos no debes pasar de los dieciséis años. Sólo puedo decirte que seas precavido y tengas cuidado, últimamente este barrio se ha puesto como el infierno mismo.

Matias no sabía qué significa con exactitud esa expresión, pero ciertamente sí sabía la reputación del lugar donde su amigo Juani vivía y le producía un poco de temor tener que mudarse por allí.

-Tranqui, tranqui -dijo-. Tampoco soy tan chico, sé cómo manejarme en este tipo de ambientes. La vida me preparó bien para cuidarme solo -Y era verdad, después de vivir los peores dieciocho años con el hombre que lo engendró, ahora que había huido de casa, recién sentía que su vida estaba comenzando. A pesar de eso, se sintió agradecido por el gesto de aquel extraño que parecía tener un poco de preocupación por él—. Igual gracias, eh. Tomaré en cuenta sus recomendaciones.

Y después de ese intercambio de palabras, no dijeron mucho más. El taxista tenía la radio a un volumen moderado, sonaba una canción de Charly Garcia, "Los Dinosaurios". El calor era insoportable, alrededor de treinta y cinco grados.

Pasaron poco más de tres minutos y Matias ya podía ver la hilera de edificios color ladrillo, la escasez de árboles, los múltiples carritos de comida rápida y los llamativos grafitis que adornaban las paredes.

-Bueno, aquí estamos -El taxista habló, rompiendo el silencio-. Edificio 516.

Vio a su amigo Juani parado en la acera, esperándolo afuera del lugar, con su inolvidable cabellera castaña. Vestía una musculosa negra y nos shorts del mismo color, junto con una sandalias azules, una perfecta tenida de verano.

Matias se bajó del vehículo y se despidió del amable hombre por la ventana. Él le deseo un buen día y se marchó.

—Matias Recalt, pero qué facha que tenes —Juani habló, acercándose a paso rápido.

—Digo lo mismo, eh. Dos años que no te veo y ya te convertis en modelo de Calvin Klein.

—Calvini Klam —Señaló su ropa interior, la cual se veía por encima del short—. Son chinos.

El castaño se rio y sus costillas dolieron un poco. Había pasado tiempo desde que se reía de manera genuina. —Aun mantenes ese humor peculiar. —lo miró sin dejar de sonreír. Juani le guiñó.

—Lo bueno nunca se pierde.

Para Matias, los años a su amigo lo habían favorecido bastante físicamente. Su característico acné que representaba la adolescencia ya no lo acompañaba. Su cuerpo estaba más definido y ejercitado. Había crecido muchísimo desde la última vez que lo había visto, ahora no sólo lo pasaba por algunos centímetros, si no por una cabeza entera.

Conocía a Juan desde que eran pequeños, siempre fueron a la misma escuela, aunque Matias estaba dos cursos más abajo. Además, eran vecinos y amigos del barrio. Caruso siempre lo cuidó como si fuera su hermano pequeño. Lo defendía de los niños más grandes cuando molestaban a Recalt por ser más delgado, pequeño y reservado que los demás.

"En la ciudad de la furia"  [Enzo & Matias] Where stories live. Discover now