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HACÍA MUCHO FRÍO y Taehyung estaba seguro de que eso era algo que no debería sentir estando muerto.
Abrió los ojos poco a poco. Fue difícil hacerlo, sus pestañas totalmente adheridas entre ellas, como si se hubiesen congelado. Trató de llevar una de sus manos hacia su rostro para ayudarse, cualquiera, pero hasta el movimiento resultó imposible por el calambre que, súbitamente, atacó su cuerpo. Había empezado a tiritar, o quizá lo hizo desde un principio y no se dio cuenta porque las plantas de sus pies se encontraban entumecidas como las yemas de sus dedos. Respirar en aquel ambiente frígido costaba y sintió que una costilla se le hundió en el pulmón.
Cuando, luego de varios minutos atiborrados de intentos en vano, por fin pudo despegar los párpados, observó sin moverse todavía. Estaba semioscuro y una densa neblina cubría su alrededor. A las justas, inhaló aire tan gélido que le heló la garganta. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Dónde estaba? ¿Fue salvado por los rescatistas y llevado a un centro psiquiátrico? No entendía nada. Sólo había una cosa que estaba clara y era que tenía que salir de allí. Por una razón decidió morir.
Consciente de la tortura que sería y apretando los dientes, una cuenta regresiva en su mente, se removió de un tirón sobre el suelo. Su espina dorsal tronó, así como todos los huesos de su cuerpo que, como si se acabaran de liberar de un hechizo, se aflojaron por completo. Y se desplomó igual que un trapo viejo, convertido en su propio fósil, su cuello sin las fuerzas suficientes para levantar la cabeza. Dio otra mirada a los costados. Estaba solo, oculto en la blancura de la niebla, una única luz proviniendo de arriba dándole en el rostro. No era el sol, tampoco la luna, menos un foco. ¿Se trataba de una habitación o un espacio abierto?
Harto de demasiadas preguntas y ninguna respuesta, cerró los ojos con fuerza. Inhaló y exhaló repetidas veces, pasó saliva lentamente, y de pronto estaba sentado, también arrepentido de haberlo hecho.
Porque, justo detrás de él, anexadas a su espalda, había un par de alas negras.
Taehyung se permitió enloquecer por un segundo al verlas y sentirlas moverse ligeramente, triturando su labio inferior en un viejo hábito de cuando estaba nervioso; desesperado por huir de lo que no comprendía, escapó a pasos torpes, aún bajo efecto sedante, siendo detenido por el peso muerto de las alas extendidas en el suelo. Cayó sobre su trasero, las plumas aligerando la porrada, ambos de sus codos salvándose de obtener un duro raspón.
Se quejó en voz alta, mas ningún sonido salió de su boca. Asustado hasta la médula, corrió las manos hacia su garganta y empezó a gritar sin resultado, sólo el silencio acompañándolo en el vacío. Sin saber qué hacer, Taehyung rascó con sus uñas la piel, ahogado en adrenalina, en horror, en confusión. Tenía alas, había perdido la voz y también la capacidad para caminar bien.
