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Con Enzo nos habíamos separado hacía unos 2 meses, aún así, la mayoría de las noches nos seguíamos viendo a escondidas
Públicamente se mostraba emocionalmente bien, pero cuando estaba conmigo, era diferente
Me decía que me extrañaba, que no podía vivir sin mi, que se iba a matar si algún día no me tenía
Estaba re loquito
Y me encantaba
Para que mentir, yo tampoco podía vivir sin él
Lamentablemente nuestra relación acabó porque ambos nos dejábamos llevar por los rumores que se inventaban y perjudicaban nuestro trabajo
Pero no dejábamos de vernos en algunas ocasiones
Como ser, hoy
Me estaba cambiando para esperar a Enzo, iba a venir a cenar a casa y después, bueno, ya sabemos lo que pasaría
Por más de que tratábamos de mantenernos alejados, no podíamos, siempre volvíamos a encontrarnos
Uno siempre vuelve donde fue feliz, dicen por ahí
Enzo y yo éramos felices juntos, teníamos un tipo de dependencia emocional uno del otro
El timbre de mi departamento sonó, era él
Me miré una vez más al espejo y me acerqué para abrir la puerta, encontrándome con el hombre que me volvía loca en todos los sentidos. Este sonrio al verme
- Hola chiquita - dejó un beso corto en mis labios y fue directo a la cocina
- Tenes hambre? cocine lasaña - Sabía que era la comida favorita de Enzo y sabía que le encantaría
- Ufff... Que pinta que tiene - se acercó al horno para ver la preparación y luego se acercó a mi para hablar - Te voy a tener que compensar - Dijo con su mano en mi culo y dando un ligero apretón
- Salí estúpido - Reí tratando de alejarlo pero él lo impidió
- No, déjame, te extrañe mucho beba, no sabes las ganas que tenía de verte, te pensaba todo el tiempo
Me pierden chicas
- Yo te extrañe mucho más - Dejé un beso en sus labios y me separé, pero Enzo rápidamente me volvió a acercar a su boca para alargar el beso y hacerlo más intenso.
Sus manos bajaron a mi culo apretandolo fuertemente mientras que yo lo agarraba por el cuello tratando de acercarlo más a mí
Un olor a quemado empezó a desplazarse por toda la cocina haciendo que nos separaramos
-Ay no, se va a quemar todo - agarré un trapo que estaba en la mesada y abrí el horno dejando que saliera todo el humo y sacando la bandeja con la comida
Enzo comenzó a reirse y yo se lo seguí, ambos ahora esperabamos a que la lasaña se enfriara para poder comerla.
