Conquistar a un lord*PRÓXIMAMENTE RETIRADO*

CAPÍTULO 3(PARTE II)

Aunque las siguientes noches, Lilian apenas pudo conciliar el sueño con tranquilidad, y ponderó la conveniencia de acudir a otro encuentro nocturno, no regresó a la cueva.

Creía que ya había tenido bastante aventura para el resto de su vida, y no creía que pudiera salir ilesa de un nuevo escarceo con aquel hombre.
Era probable que si lo volvía a ver, él descubriera su verdadera identidad, y entonces su vida correría serio peligro.

Por lo que como la cobarde que siempre había sido, se quedó tras las paredes de su casa, tratando de ocupar su mente con diferentes actividades.

Una buena distracción era la situación delicada que estaba transitando su hermana mayor. Felicity había recibido la visita de su esposo unos días atrás sin que nadie se hubiera percatado, pero al parecer no había salido nada bueno de esta. El marqués se había marchado y desde entonces, la joven se había recluido en su habitación y parecía invadida por la pena.

Lilian estaba muy preocupada, y se sentía impotente por no poder hacer nada para ayudarla.
Tanto Georgiana, como ella, habían tratado de animarla; proponiéndole salir, pasear, ir al centro de Bristol. Incluso visitar las obras de caridad con las que colaboraba, pero no habían logrado que accediera a salir de su habitación.

La situación era complicada, y aunque Lilian no podía saber lo que Felicity estaba sintiendo, porque no estaba casada ni le habían roto el corazón, sí que podía comprender lo que era sentirse sin esperanza y vacía por dentro. Solo esperaba que su hermana pudiera encontrar la manera de perdonar a su esposo y así dejar ir el dolor que tanto la entristecía. Para que al menos pudiera vivir sin la amargura y el rencor oscureciendo su alma.

Por su parte, Lilian se había convencido de que lo mejor para ella era olvidar todo el asunto con aquel extraño, y seguir con su vida como si nada hubiera sucedido. No obstante no podía dejar atrás todo el asunto, sin antes denunciar las fechorías que de la banda, con su hermana y el marqués de Harrow.

Ese día, ella se propuso hablar con Felicity, y revelarle sin falta, lo que había descubierto. Debía hacerlo rápido y quitarse de encima el problema aunque no fuera oportuno. No había podido encontrar el momento adecuado, y lo había postergado para no importunar ni preocupar más a su hermana, pero dado que no parecía que su matrimonio fuera a componerse en un futuro próximo, se armó de valor y fue hacia el cuarto de la mayor.

Llamó varias veces, pero nadie respondió. Pensó que tal vez ella se había acostado a dormir una siesta, pues estaban a media tarde, y últimamente su hermana dormía mucho. Incluso se levantaba pasadas las nueve de la mañana, cuando siempre había sido la que madrugaba de las tres hermanas. Así que para asegurarse de que Felicity estuviera bien, abrió la puerta despacio y metió la cabeza para espiar el interior.

Felicity no estaba en la cama, sino en el asiento de la ventana, con la espalda encorvarda, la mano apoyada en su estómago y la mirada perdida en el exterior. No parecía consciente de nada a su alrededor, sino estar muy lejos de allí. A su lado reposaba la bandeja del almuerzo que apenas había tocado.

-¿Algún cambio?-susurró de pronto Georgiana en su oído.

Lilian se volvió hacia ella y negó con pesar. Despacio cerró la puerta de la habitación, y le hizo una seña para que la siguiera.

-Ninguno. Sigue allí sentada en en el banco de la ventana, con la vista perdida en algún punto del horizonte.

-¡Lleva varios días así! Apenas ha probado bocado más que el necesario para no perecer. No puede seguir en ese estado-se ofuscó, adelantandose y abriendo con ímpetu el acceso a su propia habitación.

Lily la siguió emitiendo un suspiro hondo.

-Creo que aunque lo ha negado con vehemencia, espera que su esposo venga a buscarla. No ha dejado de mirar hacia el camino de entrada, desde el día que la visitó. Yo creo que quiere resolver las cosas con el marqués, pero su orgullo se lo impide.