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Himeko se encontraba sentada en silencio, observando fijamente el lugar por donde Sesshomaru se había ido. Cada minuto que pasaba le parecía eterno mientras esperaba a que el demonio regresara.

Suspiró, y observó a Rin, quien dormía tranquilamente junto a Jaken y Kirin. Himeko sonrió al verlos, sin embargo, esa sonrisa se esfumó por completo cuando ha oído el sonido de unas ramas rompiéndose.

Himeko se puso en alerta, se levantó rápidamente y sostuvo el báculo que Jaken siempre traía consigo. Aunque no supiera manipularlo, lo usaría para golpear a quien sea que irrumpiera en el lugar.

—Sé que hay alguien allí —dijo Himeko con valentía mientras observaba la oscuridad de donde provino el sonido—. Sal ahora mismo.

El sonido de unos pasos acercándose hicieron que Himeko sostuviera con más fuerza el bastón. Entonces, de las sombras apareció la figura de un niño, y Himeko al verlo lo reconoció de inmediato.

Se trataba de Kohaku, el niño que Sesshomaru casi mata por casi hacerle daño a Himeko.

—¿Qué haces aquí, Kohaku? —preguntó Himeko, tratando de mantener la calma mientras sostenía con firmeza el bastón.

Kohaku levantó la mirada, mostrando cierta soledad en sus ojos.

—Yo vengo a cumplir con un encargo —dijo Kohaku con voz sombría mientras observaba a Himeko—. Podemos hacer las cosas fáciles o difíciles. Tú decides.

—¿Qué es lo que quieres?

—A ti —respondió Kohaku—. Ven conmigo por decisión propia y no sucederá nada con los demás.

Himeko frunció el ceño, manteniendo el agarre del bastón mientras observaba a Kohaku. La presencia y palabras del chico la hicieron ponerse en una situación difícil.

—¿Lo dices en serio? ¿Nada les sucederá? —preguntó Himeko.

—Te doy mi palabra.

Himeko no quería alejarse del lugar para proteger a Rin mientras Sesshomaru se encontraba lejos, pero ahora mismo su presencia estaba siendo la culpable para la niña, por lo que no tenía más opción que aceptar el ir con Kohaku.

—Está bien. Iré contigo.

Kohaku asintió con un gesto serio, como si estuviera cumpliendo con una tarea inevitable. Himeko miró hacia atrás, preocupada por dejar a Rin y los demás. Se despidió mentalmente de ellos, dejó el bastón en el suelo y se dispuso a seguir a Kohaku.

El niño la guio por el bosque hasta un lugar donde aguardaba una gran pluma. Kohaku se subió a la pluma y miró a Himeko para que hiciera lo mismo.

Himeko observó la pluma con cuidado, dándose cuenta de que se trataba de un artefacto de Kagura. Aquello la hizo dudar sobre si ella estaba detrás de todo esto. Ella titubeó un momento, pero finalmente subió a la pluma junto a Kohaku.

SOULMATE; Sesshomaru.Where stories live. Discover now