Compañeros de cuarto/ Enzulian

06. Arriesgarse

Ambos muchachos se miraban fijamente sin saber muy bien cómo seguir luego de ese breve intercambio de palabras. Julián no sabe cuánto tiempo ha pasado, pero puede sentir los nervios alterando su sistema. Teme haber sido descubierto por Enzo, aunque ni siquiera sabe si Enzo está enojado o sorprendido por verlo ahí a plena hora de la madrugada. Tampoco es como si quisiera explicar el por qué ha estado desaparecido todo el día y los últimos días. Tiene la necesidad de acercarse mucho más, sentir ese calor reconfortante y tan conocido para él, lo necesita. Sin embargo, recuerda lo que pasó esa mañana, la situación que desató todo este desastre emocional. Sale de su estupefacción e intenta retroceder, pero sus piernas parecen no querer colaborar con él.

Enzo lo mira como siempre, ni siquiera hay un deje de reproche en esos ojos oscuros que tanto lo cautivan. Julián espera que Enzo diga algo más, que invente alguna excusa para no hablarle en ese mismo momento y haga las cosas menos difíciles, pero eso no sucede. Julián no puede seguir sosteniendo la mirada, así que la baja hacia su regazo y observa el motivo que lo trajo hasta este momento, la campera del menor.

Enzo no deja que Julián mantenga la mirada gacha por mucho tiempo, acorta la distancia que hay entre sus cuerpos y lentamente acerca su mano hasta colocarla en la barbilla del contrario y la levanta delicadamente para dirigirse directamente hacia el mayor.

-No agaches la mirada Julián, no has hecho nada malo- susurra para él.

Enzo quiere que Julián lo sepa, aun si no sabe a qué se refiere exactamente con eso. El contrario no dice nada, pero sus ojos marrones lucen asustados, pero no en el mal sentido, más bien como si esperara algo más.

Julián se queda quieto en su lugar, no se atreve a mover ningún músculo. Siente ese cosquilleo familiar en la base del estómago, ese que siempre aparece cada vez que Enzo lo toca. Se siente mal por sentirse de esa manera por su mejor amigo, pero no puede evitarlo. Quiere llorar, porque probablemente Enzo esté actuando así, porque es demasiado bueno como lastimarlo con su rechazo, él puede fingir también que no pasa nada y seguir con su plan de alejarse.

Enzo no agrega nada más, solo se detiene a mirar a Julián con esa preocupación que lo caracteriza. Julián sabe que probablemente esté más rojo como nunca antes había estado en su vida, pero ni siquiera ese pequeño detalle hace que Enzo suelte uno de sus comentarios fuera de lugar. El cordobés tiene como ancla al mundo real, la chaqueta de Enzo, la cual está muy arrugada de tanto que la ha estado apretando los últimos minutos.

-Juli, estás bien? - vuelve a hablar el menor.

Julián solo asiente con la cabeza mientras se va alejando poco a poco, el aire se empezó a sentir pesado y necesita un poco de espacio para pensar con claridad. No sabe bien cómo empezar una conversación decente o siquiera sabe si va a poder enfrentarlo y regresar esa chaqueta que Enzo probablemente diera por olvidada. Se aclara la garganta y se siente un poco menos sofocado como para hablar.

-Y-yo te traje esto - dijo levantando la prenda con el número 24 en la parte posterior.

Enzo luce desconcertado, él recuerda haberle dado esa prenda con la intención de que el mayor tuviera un recuerdo de él mientras estuvieran lejos, con la promesa de volverse a ver muy pronto. Era su pequeño ritual. ¿Por qué Julián se quería deshacer de ella? Endureció sus facciones sin llegar a intimidar al mayor de los dos, pero no se retractó de sus palabras.

-Eso es tuyo Julián- soltó sin más. No la aceptaría de vuelta, eso significaría algo que no estaba dispuesto a aceptar. Si Julián iba a desprenderse de algo que significó tanto en su momento, que no sea cuando él esté presente. No lo soportaría.

Julián no se esperaba esa reacción, no creyó que sería fácil pero la reacción de Enzo lo descolocó un poco. ¡Es solo un pedazo de tela!. Frunció el ceño y le volvió a insistir, pero no recibió ni una mirada de su parte, así que la dejó sobre el suelo y estuvo dispuesto a irse.