FELIZ CUMPLEAÑOS, JULIÁN.

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Julián había cumplido años y nadie hablaba sobre eso en los programas deportivos de la Argentina

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Julián había cumplido años y nadie hablaba sobre eso en los programas deportivos de la Argentina.
En Twitter las páginas de River, y otras de análisis de fútbol lo saludaban con la mítica leyenda que lo rodeaba desde hace varios meses: Completó el fútbol a sus veintitrés años.
Sonaba fuerte, para Julián era fuerte. Tenía todo en esa habitación de su casa en Mánchester. La del mundo, y todas las respectivas medallas correspondientes a la Copa América, la Finalissima, la copa Libertadores y todo lo que había ganado en el City en el último tiempo.
Enzo pensaba si se había cansado de ganar, aunque sabía muy en el fondo que no. Nunca se iba a cansar porque tenía el ADN River, había sido formado por Gallardo, si había algo que no le iba a faltar nunca era el hambre de gloria, aunque ya estuviese coronado de ella.
En ESPN Leandro daba una nota, en TyC Sports hablaban de los refuerzos en River, los pibes, Mastan.. algo.., no estaba siguiendo demasiado a su club. Tenía la cabeza en cualquier lado y le pesaba no estar al corriente con la situación de River, pero sabía también que si se metía en Twitter y leía un par de publicaciones sobre el club entendería todo lo que estaba pasando en un instante. Ya tendría tiempo para eso.
Pero su cabeza ahora estaba en el cumpleaños de Julián, o más bien en si lo saludaba, o si no. En el grupo que tenían nadie le había mandado un mensaje, ¡Ni siquiera Leo! Eso lo llevó a pensar que quizás se había equivocado de fecha, pero con todos los posteos en redes sabía que no
era así. Además de que lo tenía agendado en el calendario, y el calendario no iba a cambiar de fecha el cumpleaños de su chico.
Pensó en si alguno de los chicos lo habría saludado por privado, o si solamente lo habían olvidado con miles de cosas rondando su cabeza; quizás ni sabían cuando cumplía años, pero le preocupaba pensar en sí a Julián le afectaría eso de que lo que no está presente, es algo que aturde.
Porque si a Enzo no lo hubiesen saludado por el grupo, hubiera estado todo el día pensando en si lo olvidaron, si le están jugando una broma o si no quieren saludarlo. Aunque sabe también que él es un perseguido y puede hacerse la cabeza con estupideces y terminar creyendo que a nadie le importa su existencia de forma genuina.

— Sí la habré pasado, eh. — dice en voz alta con todos esos pensamientos correteando por su mente mientras la voz de Leandro suena desde la televisión hablando sobre qué era para él ser campeón del mundo.

— ¿Me hablaste, Enzo? — le pregunta Valentina girándose a verlo y el chico niega.

— 'Toy hablando solo. — le asegura poniendo la pava para cebarse unos mates.

Él tomaba amargo, como toda persona del bien (o eso decía el Cuti), pero Valentina tomaba dulce, así que sus mañanas solían ser solitarias cuando se trataba del desayuno.
Julián toma amargo, pero también dulce.
Lo invade ese pensamiento casi sin querer y se insulta en su mente por traerse tantos recuerdos a la cabeza. Le daba bronca, pero tanta bronca.

— Pero la puta madre. — se queja el azabache al darse cuenta de que el agua está pasada de temperatura.

Apenas el nombre viene a su mente, el se abstrae de la realidad y toda una vida aparece en su cabeza haciéndole recordar que Julián estuvo siempre a su lado.
Queriéndolo ahí, sin quererlo, o amándolo.
Estaba siempre.
Cuando se fue a préstamo en Defensa y Justicia y pensó en dejar el fútbol, cuando eran socios adentro del impactante Monumental y afuera también. Cuando Julián se sentaba en la mesa de los referentes a escuchar y, con sólo una mirada, Enzo lo llamaba para que volviera con él y lo hacía, porque si bien aprendía muchísimo de los jugadores de más años en el club, también disfrutaba de compartir su vida con Enzo como los dos niños que aún eran.
Cuando llegaron a Qatar y decidieron compartir habitación al conocerse hace años, cuando las mesas del comedor en la universidad de Doha eran "Ex River" con Exequiel, Gonzalo, Franco, Guido y Germán, pero aún así prefería sentarse a su lado, cuando frustrados por el primer partido (aún sin haberlo jugado) se abrazaron prometiendo que iban a ayudarle a Leo a levantar la copa del mundo.
Cuando ellos levantaron la copa del mundo.
Julián había estado ahí toda su vida. En cada momento, en cada instante, en sus sonrisas más felices, en sus llantos más tristes, en sus noches de insomnio y en sus mañanas de entrenamiento.
Julián estaba en el mate, en los caramelos de dulce de leche, en cada imagen de River, en cada recuerdo que había quedado guardado en su mente, y grabado en su corazón.
Estaba siempre y parecía que eso no iba a cambiar a pesar de que el cordobés vestía una camiseta celeste, y Enzo vestía una de color azul. Siempre iba a haber tiempo para recordar viejos tiempos usando la celeste y blanca.

“Hola perro, ¿qué onda? ¿es el cumple de Julián hoy? Ni sabía, hermano”

El audio de Exequiel se reproduce en su cocina después de, sin darse cuenta, tocar el botón para darle inicio.
Sonríe ante el nombre, sonríe al darse cuenta de que Julián no lo persigue, Julián lo acompaña.
Y de sentirse perseguido como hace unos años, no sería de aquella forma.

Dejame en paz, Julián. Basta. Estamos todo el tiempo juntos, entrenamiento, comidas, juntadas los días libres, en los partidos. Estoy harto de esta persecución todo el tiempo. — le dijo en un arranque de exaltación en la discusión que estaban teniendo.

Julián parecía herido, se le notaba en la mirada. Nunca había sido bueno para ocultar lo que sentía, y esta vez no era la excepción a la regla.
Era una mezcla de dolor, resentimiento y tristeza, porque no creía que su compañero, su amigo, su chico le estuviese hablando de esa forma.

¿Sabes qué, Enzo? Quédate tranquilo que no te voy a molestar más, termina la temporada y me voy de acá. Acepté lo del City, así que fíjate que haces con la oferta del Benfica. — respondió y los dos se quedaron sin palabras que decir.

Se quedaron sin miradas cómplices y sin eso que solamente ellos tenían hasta unos meses después, bastante antes de la partida hasta Inglaterra.
No habían hablado más sobre ese tema, habían puesto distancia, pero no servía y no iba a servir nunca.
Porque Julián no perseguía a Enzo, ni Enzo perseguía a Julián. Era ese destino que los unía sabiendo que acompañándose, iban a lograr cosas grandes, sabiendo que eran compañeros de vida y no solo adentro de una cancha.
Enzo sabe que todo esa discusión quedó en el pasado, aunque siempre le quedó una espinita de nunca haberle pedido perdón.

— Hola pa. Sí, es el cumple de la araña, mandale mensaje, gil. — le envía en un audio a Exequiel y, después de ponerle un poco de agua fría al termo, se ceba un mate.

Julián estaba tan presente en su vida, que hasta viviendo en distintas ciudades, lo sentía al lado. Ese castaño era tan fácil de querer que su recuerdo lo acompañaba en las boludeces como tomar mate, pero también en sus llantos de noche por su mala racha. Y Enzo se lo agradecía de forma silenciosa con las sonrisas, las miradas, los besos y los detalles que los hacían pertenecer al otro, sin condenar su libertad.

Feliz cumple, Ju
Te amo ❤️
Gracias por acompañarme













n/a: hola muchachas, si ven algún error me lo dicen, por fa, espero les guste 💘

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