IV

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(...)

—Me alegra que lo hayas entendido, Harry. Ahora como lo asimilaste, vas a ser mío. —aguarda, ¿a qué se refería él con que lo iba a hacer suyo?—

Draco comenzó un lento viaje hacia el pálido cuello del azabache, trazando en el mismo un camino de marcas que el tiempo haría la magia de mostrar; sin detenerse sólo en esa zona, el platinado no dudó en admirar con su sinhueso la marcada clavícula de su adversario, soltando ligeras risas ante el estremecimiento del dichoso. Tras las acciones del más alto, Harry soltó un pesado suspiro, sintiendo sus piernas fallarle por escasos segundos, el simple hecho de tener a Draco Malfoy sobre su cuello le carcomía la mente, haciendo que pronto su cuerpo generara las reacciones correspondientes.

Siendo este el comienzo de la fogata, Draco atrapó los carnosos cerezos del menor entre los suyos, creyéndose dueño eterno de los mismos. Ante la tosquedad –característica del rubio–, los labios de Potter no hicieron más que hincharse, demostrando a su vez la sumisión por su parte y el control que el adverso poseía sobre él. Harry no sabía cómo reaccionar, pero sin duda, se sentía como fénix renacido, no quería que acabara, aunque yacía la duda de qué tanto tiempo le duraría el aire en los pulmones.
Como si el más alto hubiese leído su mente, Draco se detuvo a respirar; sus corazones latían con tanta fuerza que ambos juraban que podían escucharse entre si, hasta que el azabache –torpemente– cortó el hilo de jadeos.

—Bien, Malfoy...es mi turno —algo se apoderó dentro de Harry y lo giró ahora Draco estando contra la pared.

Lo besó ferozmente, agarrando la cabellera platinada para agarrarse y acariciar suavemente la nuca del rubio. Luego, bajó hacia la clavícula de Malfoy y empezó a absorber para crear un chupetón como si fuera un maldito vampiro sediento de sangre, luego subió y chupó el cuello del susodicho, ocasionando varios suspiros de por medio de Draco. Harry aunque no los iban a escuchar le tapó la boca a Draco y siguió con lo suyo acariciando la espalda de Malfoy, este, suspirando a más no poder. Se nota que este chico jamás tuvo un poco de placer que tiene que sacar todo ahora.

—Harry... —volvió a jadear mientras estabilizaba un poco su respiración—. Oye... detente... alguien nos oirá —Harry sólo empezó a reír. Creía que entre todo este calenteo se le olvidó que de él fue la idea de traer a Harry al armario de escobas y empezar a hacerse todo eso.

—Bien, Malfoy, espero que no te hayas quedado un poco ronco. Después de todo, sólo suspirabas como una medimaga en el despacho de su jefe —empezó a reírse.

Draco lo miró mal pero ya daba igual, solo lo observó detalladamente cuando 4 chupetones en su cuello y 3 más en su clavícula aparecían lentamente en el cuerpo de Harry, solo se rió y volvió a besarlo suavemente de manera cálida.

—Cállate, Potter. Espero que hayas disfrutado a lo máximo, que cuando salgas, todos sabrán que eres mío de alguna forma u otra —Harry no entendió hasta que Hermione lo vió entrando a la sala común con todos esos chupetones y esos labios hinchados.

—¡Dios, Harry! ¿Has tenido una buena noche? —cuestionó Mione entre risas—

—¿De qué hablas? —preguntó Harry desconcertado—

—Será mejor que se lo muestres a tu reflejo en el baño —empezó a reírse a carcajadas.

Él fue al dormitorio, como dijo su amiga, donde todos miraban su cuello.

Sólo es un Juego [Drarry/Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora