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Toda la familia estábamos en el patio trasero, papá jugaba con Bean y Donna en la alberca que compraron en el centro comercial. Yo solamente observaba, deseaba meterme con ellos, pero el maldito periodo arruinó mis planes.

Mamá estaba adentro en la casa cocinando. El día era soleado, era tranquilo. Uno de esos días en los que sientes nostalgia ya que todo va bien, los que un día te despiertas y tienes un mal presentimiento porque nada malo ha pasado aún, ningún problema.

Sé que somos raros, Bean toma pecho, aunque tiene cuatro años, Donna tiene un estilo muy sofisticado de vestir, papá sabe tirarse eructorpedos, mamá es mamá y yo ¿qué puedo decir? Soy observadora. Una familia de clase económica media, no muy alta ni muy baja.

—Eric, cielo, es tu mamá —mi mamá salió de la casa con el teléfono en la mano.

Papá intentó salir de la alberca impulsándose en la orilla provocando que esta se rompiera y expulsara toda el agua, fue algo gracioso de ver.

—¡Dios mío, Eric! ¿Estás bien? —Donna salió resbalándose como si un tobogán se tratase en su flotador— ¡Donna! —Bean le siguió— ¡Dios mío, Bean! ¡Bean, quédate sobre el patito!

Reí por lo angustiosa que se veía mamá y por la forma en la que papá corrió por el teléfono resbalándose.

(...)

Bueno, lo que pasó es que el entrenador de papá falleció y nos invitaron a su funeral en Inglaterra, y aquí estamos, llegando a la iglesia.

Nunca he ido a un funeral, tal vez sea como en la tele, lleno de lágrimas y arrepentimiento.

Papá paró frente a un grupo de personas que estaban reunidas, supongo que eran sus amigos.

—¡Hola! —saludó.

—Lamonsoff.

Todos bajamos del Cadillac rentado, a excepción de nuestro perro y papá.

Cuando entramos a la iglesia nos encontramos con los Feder.

—Siéntense ahí, siéntense ahí —nos decía mamá—. Iré a saludar a Lenny.

—No, cielo— papá trató de detenerla, pero ella solo lo ignoró.

Suspiré pesadamente, esperaba que ella no dijera nada vergonzoso.

Veíamos como mamá comenzaba a parlotear, papá rápidamente se levantó para ir por ella y traerla para que se sentara.

La ceremonia empezó y el papa comenzó dando un discurso sobre el entrenador, blah, blah, blah. No me malentiendan, pero es aburrido para mí estar escuchando al padre hablar y hablar. Lenny Feder igual dio un discurso, explicando como se arrepentía de no haber venido a la ciudad a verlo y eso.

Un sujeto extraño comenzó a cantar, tal vez se creía Mariah Carrey, tomó la foto de Timbre y papá quiso reír, pero mamá no lo dejó, aunque ella escondía una sonrisa.

Él bailó con la foto y se hincó, terminando Ave María.

Alguien hizo un graznido provocando las risas de todos los presentes, terminando con el silencio incómodo.

—¡Madura, quieres! —gritó.

Cuando terminó todo, salimos a comer. Mamá estaba hablando con los amigos de papá mientras yo leía.

—Mamá quiero leche —Bean llegó de repente.

—Claro, cariño. Ven aquí, te daré un poco —ella comenzó a amamantarlo frente a todos.

Subí mi libro para no verles las caras, pero sabía que los miraban raro.

—Despacio, hijo. Con calma, te dolerá el estómago.

—Tu hijo es tan lindo —dijo la esposa de Lenny.

—Sí.

—¿Qué edad tiene?

—Tiene cuarenta y ocho meses —contestó papá.

—¿Cuatro años? —preguntó Kurt.

—Sí.

—Queríamos dejarlo hace un año, pero le gusta mucho y no nos gusta decirle que no.

Donna pasó caminando, comiendo un pastel con la mano.

—Oye, hija, ¿quieres usar un tenedor, por favor?

—No, ¡no, no, no, no! —tomó el pastel y lo lanzó para después darse la media vuelta e irse.

—Creo que no le llegó el mensaje.

—¿Tori, puedes ir a ver a tu hermana? —papá me ordenó.

Suspiré y asentí.

—Ya voy...

Me levanté y fui tras Donna.

 Primer capítulo publicado, este libro consta de muy pocos capítulos, así que publicaré uno cada día. Claro que escribiré la parte dos, pero eso será hasta el próximo puente. ¿Pueden creer que terminé el libro en tres días? Yo no. 

A.V.D.

Strokes¹ ─── Greg Feder [Grown Up]Where stories live. Discover now