Compensar los errores del pasado - Pokemon

- Capítulo 15: Algo de poder de Alola -

Hola lectores, primero quiero agradecer a quienes se tomaron el tiempo de dejar una reseña. Realmente no puedo creer lo popular que se ha vuelto esto, ya que ahora tenemos más de 100 personas siguiéndonos y/o marcando como favoritos. Espero que lo disfrutes y por favor deja cualquier comentario que tengas, ya sean elogios, críticas o ideas, me encantaría saber de ti. Ah, y gracias a todos los que votaron en la encuesta.

'– Esto será Pokémon Hablando (La gente no puede entenderlo a menos que yo diga lo contrario. Ash puede entender lo esencial debido a su estrecho vínculo con su Pokémon).

Cursiva: esto será telepatía.

"– Es, por supuesto, un discurso normal.

¡Que comience el capítulo!

La pregunta siguió viniendo de los niños y no se detuvo hasta que llegó el momento de irse a casa, mientras que él había estado feliz de responder las preguntas. Ash se alegró de poder finalmente irse. Antes de que pudiera irse, Cheren se apresuró a agradecerle por su ayuda y también le ofreció una pequeña advertencia de que iba a informar a todos los demás líderes del gimnasio que Ash vendría y que debían utilizar sus mejores equipos. Ash le sonrió a su primer oponente líder del gimnasio Unova, ya estaba esperando siete batallas muy duras.

Con eso, Cheren permitió que Ash e Iris se fueran, la pareja se dirigió al Centro Pokémon para que Ash pudiera curar a sus Pokémon y poder conseguir algunas habitaciones para pasar la noche. Cuando llegaron al Centro Pokémon, la pareja se acercó a la enfermera Joy, Ash le entregó sus Pokémon para que pudieran curarse y ella les dio un par de llaves de la habitación para pasar la noche. Ash e Iris guardaron sus llaves en el bolsillo y solo tuvieron que esperar unos minutos para que la enfermera Joy regresara con el Pokémon de Ash. La enfermera le devolvió los Pokémon a Ash, él le agradeció y luego decidió cambiar sus Pokémon en preparación para el próximo gimnasio. Se acercó a los teléfonos y cogió uno, luego marcó el número del profesor Oak y después de unos cuantos timbrazos, el rostro del anciano apareció en la pantalla.

"Ah, hola Ash."

"Hola profesor, gané mi primera insignia de Unova".

El profesor se sorprendió de que Ash se hubiera apresurado y hubiera ganado su primera insignia de gimnasio tan rápido que esperaba que esperara una semana más o menos y entrenara un poco primero. Sin embargo, pronto entendió el razonamiento de Ash ya que debido al desastre su plan de viaje se había ido por la ventana y solo quería llegar a Ciudad Castelia lo antes posible.

"Bueno, Ash, estoy muy impresionado tanto por tu victoria como por el papel que desempeñaste en la protección de la profesora Juniper y su laboratorio. Ahora asumo que me llamaste por una razón, ¿cómo puedo ayudarte?"

"Necesito transferir algunos Pokémon, te enviaré a Floatzel, Gabite y Swellow de regreso, ¿puedo tener a Scizor y Gliscor a cambio?"

"Por supuesto, Ash, iré a buscarlos. También logré cambiar uno de tus Tauros, esta vez por un Vulpix. ¿Te gustaría ella también?"

"Sí, por favor profesor y gracias".

El profesor Oak asintió y luego se alejó hacia su izquierda, lo que conducía al recinto, mientras esperaba, Ash colocó las Pokébolas pertenecientes a Gabite, Swellow y Floatzel en la máquina mientras comenzaba a revisar la lista de movimientos que Vulpix podía aprender. Después de unos momentos, un Profesor Oak un poco desaliñado regresó con un trío de Pokébolas, se frotó la cabeza y gimió mientras colocaba las Pokébolas en la máquina de transferencia.

"Le juro a Arceus que Bayleef será mi muerte". El profesor Oak suspiró y presionó un botón. "Muy bien, Ash, el Pokémon será transferido ahora".

En un abrir y cerrar de ojos, las seis Pokébolas desaparecieron y luego aparecieron en su nuevo destino, Ash recogió la Pokébola que pertenecía a su nuevo Vulpix y decidió encontrarla. La Pokébola se abrió y en un destello de luz Vulpix apareció frente a Ash. En cuanto Ash vio el Vulpix se sorprendió por lo que vio, en lugar de un zorro con un abrigo de piel rojizo estaba mirando uno con pelaje blanco como la nieve. Sus ojos, que eran de un azul brillante en lugar de marrón, miraban a su nuevo entrenador y ladeó la cabeza con curiosidad al ver a su entrenador mirándola. Ash se dio cuenta de que había estado mirando y rápidamente se sacudió la sorpresa, acarició la cabeza del zorro sonriendo al escuchar su suave suspiro.