Prólogo

31 3 26
                                    


El abuelo y su nieta se encontraban en una pequeña habitación de madera, iluminada por el suave resplandor de una vela. El crepitar del fuego en la chimenea dotaba a la habitación con un calor reconfortante, mientras que el aroma a madera y hierbas se entremezclaban en el aire.

Afuera, habitaba la noche estrellada y serena. La luna llena brillaba en el cielo nocturno que se podía apreciar debido a la ventana abierta en la habitación.

Las paredes de la cabaña estaban adornadas con tapices coloridos que representaban escenas de batallas épicas y héroes legendarios. La tenue luz de la vela bailaba sobre los hilos dorados de los tapices, creando sombras misteriosas que parecían cobrar vida.

El suave tintineo de una campanilla colgada en la puerta se mezclaba con el crujido de la madera de la cabaña, creando una atmósfera mágica y llena de encanto.

El sonido distante de un búho ululando en la noche se filtraba por la ventana, añadiendo un toque de misterio al ambiente.

—Abuelo, cuentame otra vez la historia

La chica, la cuál se encontraba recostada en su cama, tendría unos cuatro años, su cabellera larga y fina poseía un color negro, sin embargo el color rojo en sus puntas le otorgaba un aire de osadía

—Está bien Artemis, ¿ estás lista?

El abuelo, el cuál se encontraba sentado en una silla de madera justo a su lado, era un señor mayor arrugado de cabello blanco

La chica asiente con la cabeza en respuesta a la pregunta de su abuelo

—Muy bien, aquí voy.

Hace muchos, muchos años vivió un chico que cambio el mundo como lo conocemos a día de hoy y esta, es su historia ...

—Espera abuelo, empieza por el final, por favor

—Vale, vale, niña traviesa

Artemis se acurruca en su edredón riendo

—Hace muchos, muchos años vivió un chico que cambio el mundo como lo conocemos a día de hoy y esta, es su historia... comenzando por el final

—¡Si!

El abuelo también ríe y comienza a contar la historia

En un lugar desconocido se alzaba un desolado campo de batalla, adornado por una incontable cantidad de cuerpos sin vida, que interpretaban el papel de testigos mudos sobre la cruenta batalla que ocurría en él, el viento azotaba el árido paisaje, la sangre habitaba por doquier estableciendo una conexión íntima con la tierra y los ropajes de los fallecidos, el paraje se encontraba ambientado por un fuerte hedor a muerte, ropajes desgarrados que ondeaban y volaban en el aire, y una memorable canción de fondo; los gritos de los guerreros; un ejército entero combatía contra un único hombre herido, el cuál vestía unos oscuros ropajes, desgarrados y desgastados por la masacre, el hombre del parche, presentaba blancos y rojizos cabellos; aunque ya no se distinguía si eran de su color natural o solo era de la sangre que ya lo adornaba en su totalidad; se encontraba arrodillado a duras penas, cargando su espadón gigantesco, el que besaba el suelo, a su lado se encontraba un lobo robot destruido

—Todo el mundo parece creer que me perdí a mi mismo, tal vez sea verdad, aunque a mí me gusta más creer que encontré algo dentro de mi. Algo que temían tan profundamente que despertara, que me moldearon desde pequeño para que nunca saliera a luz, sabían que una vez se liberará esta cerradura, nadie estaría a salvo— se escuchaba mediante una voz en off

Ashes Of EdenWhere stories live. Discover now