002

63 10 10
                                    

No sabía cuánto tiempo había pasando, horas, días o quizás meses

Ya no importaba, se sentía traicionado, olvidado, todo por esa estupida pelea, si pudiera regresar el tiempo volvería y le arrancaría el cuello el mismo a ese lobo

Sentía el frío de los copos blancos que caían del cielo y posaban sobre su pelaje negro, manchando este haciendo resaltar su impotente figura, las patas se le adormecían por las horas en las que estuvo pisando la espesa nieve

Hacía rato que no comía nada, apenas logro cazar una ardilla y un conejo pero mientras más caminaba por ese sendero era como si se desaparecieran, tenía entendido que estaba lejos de su manada, muy lejos, tal y como ellos querían.

Olfateo el aire para descifrar en qué lado de el bosque estaba, no olía a lobos, pero si a madera y...humanos

"Mierda"

Estaba demasiado cerca del territorio de los humanos, eso no era seguro, tendría que encontrar otro camino pues si no lo mataban ellos entonces lo harían los humanos.

Intento darse la vuelva, pero entonces un extraño olor llegó a su nariz

Era dulce, pero a la vez amargo, embragiante, como al perfume pero sin duda olía mucho mejor que este; sentía que debía estar con él, estar en casa, quería seguirlo, y sin darse cuenta ya estaba siguiendo ese delicioso olor

Camino recto y sigiloso por el inmenso bosque, mientras más avanzaba el olor era más fuerte y cuando llegó a una zona con menos árboles se detuvo, se ocultó detrás de unos arbustos y se agachó en sus peludas patas

Frente a él vio a un joven, estaba de espaldas, desde ahí no podía ver más a detalle pero si que vestía de negro, su cabellera pelirroja peinada de una manera extraña formando unos cuernos, el olor venía de ese humano

Entonces el chico se volteó hacia atrás haciendo que el lobo rápido se esconda ocultando su color negro entre las demás plantas para confundir, no quería que éste le viera y armara un alboroto

Pero no se fue, se quedó viendo el rostro de este, las mejillas y nariz rojas por el frío así como sus opacos ojos marrón

Entonces el joven volvió a mirar al frente, yéndose por donde olía a más humanos

Y el lobo volvió a su camino sin topar con el humano.







[...]

— Tord!! —

Grito con entusiasmo mientras corría hacia su amigo una ves que divisó su figura en la entrada del vecindario, abrazándolo fuerte y por la velocidad casi tirándolo para atrás

Mientras que Tord con la misma emoción le devolvió el abrazo, importándole poco casi ser tumbado

— Te extrañe mucho Edd — sonrió separándose del abrazo

— yo igual, uff no sabes lo que tuve que soportar de la señora Jackyns, jamás había oído de alguien que se divorciara tantas veces —

Dramatizó Edd mientras fingía una mueca de horror, ante esto Tord carcajeó

— todos ellos suelen ser muy expresivos, eso que apenas te estás acostumbrando —

— acostumbrando dices? A este paso creo que ya conozco más de la vida de todos que de la mía —

— no exageres — río mirando a su amigo seguir hablando de cómo fueron esos días sin él y como gente nueva llegaba al lugar en busca de tranquilidad, caminaron por la nieve en unos pequeños huecos que se formaron para así facilitar el pase y no hundirse en la nieve, saludaron a los residentes pasando por los pequeños puestos y demás cabañas

No era un lugar tan grande pero tampoco tan pequeño, las cabañas estaban algo separadas a una distancia de al menos 20 pasos pero eso no significaba que no fueran amistosos, había pequeños puestos donde se vendían presas recién casadas, vegetales y algunos objetos artesanos hechos de pura piedra y madera, definitivamente se habían esmerado en que se sintiera el ambiente que querían dar

Algunos se quedaban a vivir y otros solo iban de vacaciones o a turistear

— Edd! Tord! Que gusto verlos chicos — dijo un hombre adulto de barba recién cortada con un poco de bigote, pómulos afilados, cabellera negra corta y un abrigo café con peluche, sus ojos eran amarillos, sintió algo raro cuando los vio, un sentimiento de intimidación ante su presencia pero lo que más le llamó la atención fue que tenía consigo

Una insignia de seguridad

— Anthony!! — grito Edd acercándose a éste seguido de Tord, éste último algo inseguro

— ¿Anthony? —

— oh si olvide decirte, el es nuevo por aquí también y fue encargado a puesto de seguridad —

— un gusto, he escuchado maravillas de usted — dijo Anthony mientras se acercaba y saludaba de mano a Tord

— nuevo encargado de seguridad? Pero...y Paul? — extrañado preguntó, pues recuerda muy bien que su amigo había sido el de seguridad por bastante tiempo y amaba ese puesto, simplemente se había retirado sin avisar?

— bueno, él nos dijo que ya no podía seguir mucho en el puesto, y aparte su esposa había quedado embarazada y quería estar con ella en el proceso — recordaba a la esposa de Paul, Emma, él y ella se habían conocido por casualidad mientras ella iba de turista al vecindario y él en parte le ayudó a hablarle a Emma, algo así como el amor a primera vista

Entonces le creyó

Y siguieron conversando entre los tres, rápido Tord y Anthony lograron encajar, intercambiaron números y luego de eso se marchó a su cabaña

Pero la sensación de rareza no se iba, tal ves había pasado tiempo desde que no iba al lugar y ya se sentía lejos de su hogar

Cuando llegó a su cabaña, la cual estaba un poco más lejos de las demás y los árboles bloqueaban la vista a esta, se sintió aliviado, la sensación de antes se fue y sacó sus llaves para abrir la puerta, quizás habían sido los nervios o la emoción de volver, aunque algo triste pues no recibió el saludo de Paul o la noticia de su bebé

Sin más entró a la casita y respiró hondo, absorbiendo ese olor tan característico y hogareño de su pequeño refugio

— ya llegue abuelo.. — hablo a susurros con una sonrisa en un toque de melancolía, siempre que estaba en esa casa sentía que su abuelo estaba ahí espetándole, incluso siempre que lo hacía besaba sus dedos y los pasaba por la mejilla de la foto de éste

Era un hombre ya algo ancianito, pero muy carismático y energético, nunca se estaba en un solo lugar y siempre hacía galletas, también le recordaba a su madre, pero se sentía más apegado a éste que a ella por ciertas razones, fueron una familia muy unida

Que no se sintió lo mismo cuando fue su ida, esta casita era lo ultimo que tenía de el

Fue directo a su habitación y dejó su maleta con sus pertenencias, mañana desempacaría, ahora se le antojaba un café bien caliente y revisar sus mensajes

𝐃𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐂𝐀𝐙𝐀Where stories live. Discover now