𝟎𝟏. La Lucha (introducción)

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; 𝐀𝐏𝐀𝐂𝐇𝐄 ;
La vida de Carlos Tevez
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Me llamo Lucero, me dicen Lucha. Nose si el apodo es por mi nombre o por las veces que me agarro a las piñas, pero Lucha quedó.

Tengo quince años y vivo en Fuerte Apache, un barrio de mierda donde mueren primero las mujeres y los niños, y yo soy las dos cosas.

Si no me pego un tiro yo sola, en cualquier momento me balea algún pelotudo porque de los quilombos de mis hermanos no me salvo, yo termino ahí envuelta.
(Jorge y Hernán son mis medio-hermanos. Su viejo se fue a la mierda y el mío se pegó un tiro, inspirador.)

Y la vieja que me da de comer a veces -las sobras de mis hermanos cuando le pinta- es la que nos parió a mi y a esos dos desperdicios. Esa vieja no es madre mía, como mucho me da un techo y me firma los certificados si le doy unos pesos, pero eso solo no te hace madre.
Lo único que le importa a ella son sus hijos varones, me parece que a mi viejo no le tenía mucho cariño y capaz yo me parezco a él, andá a saber.

Lo malo es que nadie se preocupa por mi, y lo bueno es que nadie se preocupa por mi; hago lo que me pinta cuando me pinta, hasta que termine toda baleada por andar boludeando.
Pero no quiero morirme baleada sin haber baleado a alguien. Tengo una listita media larga de gente que me encantaría hacer colador.

Al Hernán lo metí al toque en mi lista, desde que tengo memoria esta ahí.
El Jorge va y viene, este es mi hermano a cambio de que le haga los mandados a él y a los amigos que son todos unos giles -menos el Cochi y la Anabella, los banco un cacho más-

Me dejan quedarme con ellos a veces. Ahí mirándolos nomás aprendí lo que es el autocontrol, porque si te ponen un paquete de merca en frente hay que controlarse.
Todo el día falopeandose los pelotudos.

Yo una vez probé de esa mierda, una sola. Jorge me dijo, estaba recontra fumado el chabon y la china me dió para probar.
Después nunca más, ya vi muchas veces lo que le hace a la gente y tengo que cuidarme aparte.

Me olvidé de decir que practico fútbol en Liniers, al principio no me lo tomaba enserio, hasta que se volvió una de las pocas razones por las que no salgo a la calle a la madrugada.

Igual no me tengo mucha fé en el fútbol, no conozco ninguna pibita de ciudadela que vaya más allá del fulbito en el barrio, pero toda la bronca que me llevo desde casa la arrastro hasta la cancha y ahí te la dejo, porque mala jugando no soy. Aparte en el colegio un poroto yo.

Conozco mucha gente de la escuela y del barrio, pero amigos tengo unos pocos.
Está Tévez, o bueno Carlitos, el bostero rompe bolas. Y está el Uruguayo, Danilo, que lo conocí en lo del Cochi, es hermano del Sebastian.
Con esos dos rompo las bolas fuera del colegio, aunque el Hernán se re calienta cuando en los partidos me pongo en el equipo de Carlitos y no en el suyo.

Al Uru lo tienen pasado por alto como yo, por eso los dos estamos re en otra, y aunque aveces nos llevemos medio para el orto nos seguimos hablando.
Yo no sé, pero para mi cumple me regaló una navaja media pedorra adentro de una caja de bombones, los bombones se los comió él y me dejo uno para mi. Pero según él ni cabida.

Todavía guardo la cajita creo.
Y el fierrito en mi bolsillo siempre.

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URUGUAYO ━ Danilo SánchezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora