Miedo al amor

5 1 0
                                    

Que sensación rara el amor. Es como un poquito inexplicable.

Creo que uno de los primeros acercamientos a ese sentimiento tan profundo es la pareja. Ese primer novio, el primer amor. En los cuentos de Disney te enseñan que el amor verdadero se encuentra en una pareja, ese que es intenso y permanente. Entonces, supongo que es normal que todos empecemos buscando por ahí.

Encontrar un novio en la adolescencia es uno de los sentimientos más intensos que se pueden vivir, justo llega alguien igual de desequilibrado que vos, que se amolda para ser exactamente lo que necesitas y siempre está ahí. Siempre. Cubre tus necesidades básicas de afecto que no podes (o no queres) encontrar en otro lado, esa sensación de dependencia que, al ser tan inexpertos en el juego de la vida, confundimos con amor.

Parece que existe un patrón. Comienza como un cuento de hadas, se entregan el 100% de energía hasta vaciarse y se quedan esperando a que vuelva la magia. Porque es así. Así nos enseñaron. Que a pesar de no sentirte completo hay que aguantar y luchar por amor. Soportar y callar por amor. Darlo todo y más.

Por amor.

Llega un punto en que nuestra figura representativa de lo que debería ser amor, está vacía. La persona que debería darte toda la felicidad, solo te da tristezas y más peso a la vida. El cuento Disney se convierte en película de miedo. Y empezas a pensar que no es para tanto, sos una exagerada.

Tus creencias se van distorsionando, y te parece normal. Ya no esperas un vals a la luz de la luna, ahora te conformas con cenar sin discutir. Las páginas del libro se van rompiendo, cambiando, reescribiendo. Ahora este es el nivel de amor que pensas que te mereces, no más que esto. Tu charla interna cambio a tal punto que no te crees merecedora de algo más. Los cuentos de Disney no existen, son solo ficción.

Algunas tenemos un click en nuestra vida y podemos salir de este estado inconsciente. A otras nos cuesta un poco más, pero nos vamos de ahí aún sin tener claro el porqué. Otras, nos quedamos esperando.

Volver a salir a la vida después de ese evento canónico es redescubrirte como persona. Miras a todos lados y te encontras con miles de versiones de esa vieja relación, parece un cúmulo de personas infinito que pasa y pasa a tu alrededor. Todo es igual.

Casi siempre somos responsables del cambio, y se trata de tomar acción.

Caminando entre el gran cúmulo de gente empezaron a aparecer algunas luces, se destacaban por su brillo y color. Resultaban un poco familiares, me representaban en cierto punto. Eran como un cálido oasis. Vincularme con esas personas  fue un antes y un después. Abrí los ojos, y me di cuenta que yo atraía todo eso. Otra vez, era un reflejo de mi interior. Pero aún así no estaba lista para volver a confiar. Temía que fuera otra vez ese cuento que termina en terror.

Decidí vivir lo bueno con cada uno, y seguir caminando.

Algunas de quedaban, o eran temporales, muchas se convirtieron en grandes amistades, otras me rompieron un poquito el corazón. Pero cada encuentro me sumaba un poco más.
Pude descubrir que, con quienes era más genuina, conectaba a un nivel más profundo. Esos seres no querían herirme, habían llegado a mi vida a dar amor.

Encontré por primera vez el amor real en mis amigos.

Con esa certeza de felicidad que generaban nuestros vínculos empecé a afrontar la vida con más confianza. Ya sabia que quería sumar y que cosas no iban a volver a entrar, pude seleccionar las personas. El camino de gente era cada vez más distinto a mi relación anterior y se llenaba de más personas con luz y color. No fue fácil el viaje, no tenía ni camino ni horizonte que seguir, pero aún así, nos encontramos.

Estaba en una etapa nueva de mi vida, la vuelta al arcoíris. Personas oasis, demostrándome amor y fortaleciendo el vínculo a diario. Podía ser yo sin penas ni filtros. Conexión de alma pura. Amarme como nunca antes, sostenerme como nunca nadie lo había hecho por mi y abrazarme tan fuerte como lo necesitaba, fueron la cura perfecta a las heridas.

Cuando me amé, otros pudieron a amarme.
Cuando me vi, otros pudieron a mirarme.
Cuando me conocí, otros pudieron conocerme.

Amor incondicional

Mi vuelta al amor, fue conmigo.

-A

Crisis de los 20 Where stories live. Discover now