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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟐
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Todavía estaba oscuro a las seis en punto y la cortina negra cubría el cielo.Antes de que el mundo despertara, el fuerte repique de campanas ya había sonado en el edificio de dormitorios de la escuela secundaria número 1 de Jinyang.
Wei Zhenge se levantó de la cama, se vistió, abrió las cortinas y se levantó. El timbre aún no había parado. Chen Ji se acostó en la cama y maldijo algunas palabras: "Esta es una escuela rota, Este timbre roto, lo siento." Tarde o temprano, el tono de llamada te asustará y te provocará un ataque cardíaco".
La campana de despertador de la escuela secundaria Jinyang No. 1 siempre ha llenado de quejas a los estudiantes. El efecto de despertar es de primer nivel, pero cualquiera que se despierte por un sonido tan repentino y violento mientras duerme quedará un poco conmocionado. no importa cuantas veces.
La campana del despertador sonó durante cinco minutos antes de ser reemplazada por una canción en inglés que Wei Zhenge no podía nombrar.
En ese momento, ya estaba memorizando palabras en inglés en el patio de recreo. Algunos estudiantes se acercaron uno tras otro. Faros muy altos iluminaban esta pequeña área del mundo en las cuatro esquinas del patio de recreo. Melodiosas y esperanzadoras canciones en inglés. se reproduce en bucle a través del altavoz y, a las seis y media, el canto en el altavoz se convertirá en una emocionante música continua.
Las luces del patio de recreo estaban muy altas pero aún deslumbraban, los niños estudiantes perseguían el sol que aún no podían ver en la noche iluminada artificialmente.
Después del ejercicio de carrera, como, estudio por mi cuenta por la mañana, asisto a clases por la mañana, sigo a la multitud hasta la cafetería para almorzar, tomo una siesta breve y luego empiezo las clases de la tarde nuevamente.
Cuando sonó el timbre de la última clase de la tarde, Wei Zhenge cerró el libro para esta clase. En lugar de correr a la cafetería con el resto del grupo, tomó un vaso de agua y se dirigió al dispensador de agua en la esquina trasera. del salón de clases para conseguir agua.
Alguien apagó el interruptor del dispensador de agua. Después de que Wei Zhenge lo encendió, se encendió la luz roja. Se paró frente a él y esperó en silencio a que el agua hirviera. Este tipo de espera era aburrida, pero era rara. Es hora de que vacíe su mente.
