Colores del corazón

|Prólogo|

«Tú ves la vida de color rosa, mientras yo la veo en blanco y negro. La dualidad de nuestro amor es única. Aunque seamos seres tan opuestos, cuando nos unimos podemos ver los colores de nuestros corazones.»

🎶 Reproduce la canción de fondo🎶

El bullicio de la multitud llenaba el lugar, la música sonaba a todo volumen y la gente no paraba de bailar. A pesar de todo esto, para Nina la atmósfera no resultaba abrumadora, en comparación con la inquietud que sentía debido a la situación en la que se encontraba. La estridencia de las cornetas era un detalle más. El ruido y la energía del lugar apenas lograban eclipsar la preocupación que la embargaba.

Con el rostro afligido, miraba fijamente a Aramis, esperando una respuesta coherente y concisa. La contestación a su pregunta significaría el declive o el inicio de su peculiar relación con él.

―Por última vez te preguntaré -dice Nina con un hilo de voz―. ¿Es cierto todo lo qué escuché?

Aramis intenta acercarse a ella para abrazarla y estrujarla contra su pecho en señal de desesperación. Pero Nina retrocede inmediatamente, quedando a tres pasos de distancia de él.

―Hay muchas cosas que debo contarte. Pero este no es el lugar más apropiado para hacerlo. Solo cree en mí, por favor.

Nina esboza una sonrisa triste y contiene sus lágrimas para no derramarlas frente a él. La cercanía y la confianza que algún día hubo entre ellos, estaba a punto de romperse.

―Nuestra relación es complicada y difícil a la vez, Aramis. Y ese es el origen de todos nuestros problemas. Nuestro amor es imperfecto.

Las luces de colores y la risa a su alrededor parecían desvanecerse con la tristeza que los dominaba.

―No es así ―responde con determinación, Aramis―. Este no es nuestro final, sino nuestro nuevo comienzo. Somos polos opuestos que se vuelven perfectos cuando nos unimos... No puedo dejarte ir así, Nina.