𝐝𝐨𝐬

890 80 39
                                    

Mi mirada estaba puesta completamente en los ojos de Esteban mientras me explicaba algunos pendientes de su trabajo con su padre que lo tenían estresado, de vez en cuando se sacudía el cabello dejándome ver su frustración. La misma frustación que he visto desde pequeña en el, aunque fuera muy joven como para entenderlo.

—Pero ya sabes, el trabajo con mi padre va bien, el sigue siendo duro y estricto pero supongo que es lo que lo ha llevado a ser quien es ahora—Un silencio permaneció unos cuantos segundos hasta que volvió a hablar—hago lo que puedo para hacerlo sentir orgulloso, estoy dando lo mejor de mi, Lessie.

—Yo se que se si, Kuku—Miro como una sonrisa aparece en sus labios al escucharme llamarlo por su apodo, apodo que desde los nueve años no solté, a pesar de que ahora si puedo decir su apellido correctamente.—Pero debo decir que te ves cansado.

Tira su cabeza hacia atrás, dejándome ver su manzana de adán, dios mio, ¿hace calor?

Concentrate, Alessia, te está contando sus penas.

—Eso es lo que pasa cuando trabajas con alguien tan duro y necio como mi padre, Lessie.

—Enzo dice que eres muy bueno en lo que haces, todos en esta casa estamos orgullosos de ti, papá dice que cuando llegue el momento tu podrás llevar la empresa de tu padre de una manera excepcional.—Le digo con una sonrisa, todo lo que digo es verdad, mi familia lo ve como un hijo más y siempre lo hemos apoyado en todo lo que hace.

Esteban me mira con gratitud en los ojos y suspira, como si un peso se hubiera aliviado de sus hombros.

—Gracias, Lessie. Eso significa mucho para mí. Sabes que adoro a tu familia y no quiero defraudar a nadie, especialmente a ti.

Una oleada de emoción me invade al escuchar sus palabras. Estoy acostumbrada a ser una bailarina exigente conmigo misma, pero saber que hay alguien que me apoya incondicionalmente en mi arte, y que a su vez siento el mismo apoyo hacia él en su carrera profesional, es algo que no puedo describir con palabras.

La conversación se disuelve en un cómodo silencio, donde solo nos miramos el uno al otro, sin necesidad de palabras. Esteban coge mi mano suavemente, sus dedos entrelazados con los míos. Es un gesto simple, pero el calor que se transmite a través de ese contacto es abrumador.

—Gracias por estar aquí, Lessie. Siempre me haces sentir que no estoy solo.

Sé que tenemos nuestras propias batallas y sueños individuales, pero juntos nos damos fuerzas para seguir adelante.

—Nunca estarás solo, Kuku. Siempre estaré aquí para ti, al igual que tú has estado para mí. Somos compañeros de sueños, ¿recuerdas?

Asentimos los dos, dejando que el silencio y el lenguaje no verbal hablen por nosotros. Sabemos que juntos podemos superar cualquier obstáculo y alcanzar nuestras metas.

—¡Ya volví!—El grito de mi hermano hace que soltemos nuestras manos, para mi mala suerte.—Oh, Ale, que bueno que ya llegaste, Esteban tenía razón.—Dice mientras me saluda con un beso en mi cabeza para después dejar unos papeles en la mesa de centro de la sala.

—¿En que?—Pregunto confundida.

—En que no había caso que los dos fuéramos a la oficina, uno de los dos debía quedarse a esperar a que llegaras, así que el se ofreció.—Me responde sentándose en el otro sillón.

Miro a Esteban sorprendida por su decision, mi cabeza comienza a hacer miles de escenarios imaginarios donde Esteban decide quedarse porque quiere pasar un momento a solas conmigo, un momento donde quiere que estemos solos para decirme que está enamorado de mi, pero mi cabeza sabe perfectamente que es solo eso, escenarios imaginarios.

𝐁𝐫𝐨𝐭𝐡𝐞𝐫'𝐬 𝐁𝐞𝐬𝐭 𝐅𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝 | 𝐄𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧 𝐊𝐮𝐤𝐮𝐫𝐢𝐳𝐜𝐤𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora