El fuego al crepitar. olores típicos de un bar, el frío del ambiente combinado por el calor de las brasas. Esta no era una situación muy cómoda. No obstante, lo podía tolerar. Siendo honesto, quería golpear a McGonagall, esa mujer era su cuidadora, no Hagrid. El hecho de que ahora estén al cuidado de este hombre y no de ella lo molestaba, no confiaba en ella, no confiaba en el. No diría nada, por ahora. Harry había estado bastante interesado en conversar con ellos dos. Sasuke no estuvo muy feliz con eso, era un gruñón, no podía esperar más.
Honestamente, Harry no tenía muchas cosas que le llegarán a interesar. Tenía tíos idiotas, un primo imbécil. Lo tenían con hambre y claramente no era el favorito de la casa, se veía como alguien inteligente, no negaría eso. Sin embargo, esa misma inteligencia se veía opacada por los innumerables obstáculos que el mundo le había puesto. Francamente se veía incapaz de empatizar con el muchacho; tal vez porque realmente era un cruel bastardo.
Eso no quiere decir que la actuación no sea uno de sus mayores dotes. Harry parecía feliz de finalmente poder hablar con alguien, el hecho de que no se callara debería de ser una señal de eso. Sin embargo, sería honesto al decir que apenas y estaba prestando atención, pues, en su cabeza bailaba la curiosidad respecto a cierto individuo, Voldemort. La historia que tenía con Harry, era probablemente bastante interesante, el hecho de que haya sido el causante de la cicatriz en su frente no hacía nada para aminorar su curiosidad; no tenía manera de acercarse a él, por lo tanto, era bueno que mantenga la compostura.
Había empezado a pensar muchas cosas respecto a ese hombre. Nadie podía decir su nombre, la pregunta aquí era: ¿Por qué? ¿Qué impedía que alguien diga su nombre? No era muy conoces de la magia, era inepto en ese campo, algo que tendría que arreglar de inmediato, después de todo, ya no tenía chakra, aún tenía una energía en su cuerpo pero definitivamente no era chakra. Como sea, ahora mismo no tenía relevancia; hogwarts sería el mejor lugar para poder aprender.
—¿Estás bien, Harry? Te noto distraído.
Tan ensimismado estaba sobre sus pensamientos, que ni siquiera logró notar cuando Harry había dejado de hablar, su error. No obstante, algo que agradecía, apreciaba el silencio, nunca fue alguien muy locuaz, prefería perderse en la complejidad de sus pensamientos, tal vez, también era un gruñón, definitivamente menor a Sasuke pero tenía su toque.
—El asesinó a mis padres, ¿No? El que me hizo esto. Se que lo sabes, estoy seguro.
Hagrid tenía una mirada perdida, compungida, se negó a ver directamente a Harry durante varios segundos, vergüenza, pena, arrepentimiento, dolor, sea como sea, era evidente que no era su tema favorito, seguramente tenía algún tipo de relación amistosa con los padres del cachorro.
—Primero, y que te quede claro porque es muy importante. No todos los magos son buenos, algunos se descarrilan. Hace unos años hubo un mago lleno de perversidad, su nombre era Vol... su nombre era Vold...
No tenía problemas para hablar, era evidente que se negaba a decir ese hombre. Harry lo noto, sorprendentemente, no se veía molesto y desdeñoso por la negativa del gigante, en su lugar, fue comprensivo. Sabía del miedo de todos al hablar de ese hombre, era evidente que Hagrid tendría un problema similar.
—Voldemort/¿Voldemort?
Al parecer, el hecho de que Hagrid susurrara no sirvió de mucho, Harry repitió el nombre casi de inmediato y no se vio limitado a susurrar, tampoco grito pero era evidente que más de uno los había escuchado, como sea, sus miradas solo servían para incrementar su curiosidad; ya vería como saciarla.
—Fueron días muy obscuros, Harry, Voldemort, empezó a reunir seguidores, los arrastró al lado obscuro. Todo aquel que lo enfrentaba terminaba muerto; tus padres lo desafiaron. Nadie sobrevivía una vez los tenía en la mira. Nadie. absolutamente nadie, excepto tu.
