Ella sabía que la gente estaba mirando. Podía sentir las miradas sobre ella y algunas cámaras sonar a su alrededor. Pero Rosé no le daba importancia.
Está en el aeropuerto con el abrigo que le había regalado a su novia, algo con lo que ha estado durmiendo cada noche desde que se fue para el servicio militar hace 2 años. Está a punto de llorar de tan solo pensar que hoy es el día en el que regresa.
La llamó hace un par de días para decirle que no podía más y que quería regresar a casa, ella lo entendió al instante, prometiendo que estaría en el aeropuerto cuando regresara. Sabe que no fue fácil para ella, ya que le emocionaba servir al país y sentía un orgullo al hacerlo.
Pero ya ha visto y vivido demasiado...
Así que pronto estaría entrando por la puerta y Rosie no podía contener la emoción de tan solo pensar que se verían de nuevo.
Continuó ignorando a todos a su alrededor mientras miraba a cada una de las personas que pasaban por las puertas del lugar. Pronto todos ya salieron y ella no llegaba...
Su corazón se detuvo...
¿Cambió de opinión?
¿Acaso pasó algo?
Sacó su teléfono para llamarla pero una voz al fondo de la sala la detuvo, haciendo que levantara la mirada.
—¡Rosie~!
—¿Bebé? —Gritó de regreso, sintiendo las lágrimas llenar sus ojos.
Corrí emocionada, teniendo la mochila en mi hombro. Al estar lo suficientemente cerca de Rosie, dejé caer la mochila y me tiré a sus brazos.
—¡Lo siento, es que no encontraba esa tonta mochila!
—Todo está bien, pequeña —Sonrió emocionada y comenzó a dar vueltas, teniéndome entre sus brazos mientras me elevaba del suelo.
—No puedo creer que en serio regresaste, no sabes cuanto te extrañé, preciosa —Sonrió besándome un par de veces.
—También te extrañé, Rosie —Reíste entre sus brazos. —Me alegra estar de regreso
Acarició mi espalda, mientras ambas limpiábamos las lágrimas. Pero luego de un momento, pensé y me di cuenta que estando con ella es cuando me siento verdaderamente en casa.
Mi corazón por fin se sentía tranquilo y feliz, y ella se sentía más que satisfecha de que estuviera de nuevo en sus brazos.
Aún podíamos escuchar las personas murmurando y tomando fotos de ambas, pero lo único que importaba era que por fin estamos juntas y estaba en donde debía estar.
—Te amo
Sus ojos brillaron. Estaba totalmente inundada de felicidad, ya se sentía mejor por tenerme de nuevo aquí. —Yo te amo más~ Vamos a casa, Hank nos espera
—¡No puedo esperar!
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