Brazos en paredes y techo

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—Déjame ver si entiendo, ¿Te estás mojando la cama?

—Si.

James y Ann Kidman estaban aún en el dormitorio viendo el gran charco de orina que estaba en la cama. Ann trataba en la mediana de lo posible ocultar aquello, era embarazoso incluso para su esposo, James.

Ann había pedido suspensión por «Dolor de estómago y diarrea» en la escuela; Clark Campson seguía muerto y su asesinó era un misterio que solo la policía le daba vuelta, Ann solo pensaba en el sueño que tuvo con Eddie y desde entonces no había parado de orinarse en la cama.

—Son las pesadillas, James... —Se tapó la cara avergonzada—. Dios, sueño con Eddie.

James se acercó a ella y tocó sus manos con gesto compasivo, habían pasado muchas cosas en el pueblo, cosas que requerían una gran atención ¿Desde cuándo había descuidado a Ann?

La respuesta no llego sino más tarde.

—¿Qué hace Eddie en tus sueños? —Preguntó James, el cielo era gris, se avecinaba una lluvia.

Ann intentó recordar... Pero no pudo hacerlo, no podía recordar que le decía Eddie en aquellas pesadillas con pasillos sin fin. Con voces y gritos de agonía. Solo escuchaba...

—Ya vengo —Y su voz pareció no ser suya por un momento—. Solo dice eso y después...

—Despiertas y sucede esto —señaló el dedo la cama—. No sé qué signifique eso, Ann y lo siento, te diría que hables con un psicólogo sobre lo que pasa. Nunca pudimos... Ya sabes, llorar por Eddie.

—¿Y quieres que llore después de todo este tiempo?

—No te pido eso, te pido que...

El teléfono de James sonó y este contestó rápido, bajó la voz y se dirigió a una esquina de la habitación. Las nubes se volvieron más grandes y grises, la lluvia ahora era una tormenta que se avecinaba. Ann se levantó por primera vez se sintió cansada, mareada hasta cierto punto pero bajó las escaleras con sumo cuidado.

—Iré enseguida —se le escuchó decir a James—... No, lo creo...

Cuando James bajó tenía puesto su uniforme, Ann bebía con sus manos un café caliente mientras veía las nubes negras asomarse cada vez más a CristalWater.

Tomó un sorbo de café.

—¿Conoces a Laurent Ackerman? —Preguntó James, su voz era preocupante y cuando Ann lo miró tenía la mirada de un niño asustado.

Ann asintió, Laurent y ella trabajan juntas en la escuela: era la secretaria del director, alta, esbelta con un color de ojos verdes tan brillantes que parecían de oro. Era una mujer hermosa para un pueblo como ese.

—Mató al director —Sentenció James. Y agarró las llaves del auto que estaban en la mesa—, no sé que está pasando en el pueblo, Ann. No lo sé y me está preocupando...

Ann puso la taza en la mesita y miraba con miedo a James, no sabía tampoco que pasaba... Entonces le recorrió un escalofrío y a su vez un recuerdo nítido.

Su mirada, ahora rozando la locura y la histeria, viajaron hasta la ventana. Al cielo negro de nubes cargadas de lluvias. Un pronóstico maldito.

—¿Estás bien? Ann... ¡Ann!

Ann se desmayó pero antes de hacerlo vio a Eddie plantado en el patio, con un traje negro de trea piezas y un sombrero de copas y sus ojos eran de diferentes colores. Pero él era el diablo y sea por lo que sea había llegado a CristalWater.

Thomas Fenn: Sombras de Identidad (Thomas Fenn #2)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt