Remember Me | Newt | TMR

001. Verde.

❝Corre ❞

El horrible sonido del metal contra el metal resonando en el pequeño cubículo.
Luces perforando los párpados caídos, repugnantes olores de aceite quemado y humedad inundaron sus fosas nasales.
Un estrepitosamente dolor en la columna hasta la espalda baja combinado con un insoportable dolor en la nuca hizo que el cuerpo inerte entre los recursos anuales diera vueltas buscando aliviar el dolor, con dificultad abrió los ojos encontrando el vacío con diferencia de sólo una tela entre el cuerpo y el vacío.
Levantándose con rapidez recibiendo un mareo cayó de nuevo, sus extremidades perdieron control y se negaron a las indicaciones del cerebro asustado.

Su cuerpo quería gritar y salir corriendo buscando ayuda pero su mente no lo permitió, sus fuerzas se desvanecieron dejando solo un cuerpo inerte entre los recursos, su respiración acelerada la dejó sin aire en los pulmones varias veces.
Cruel es... Escuchó una voz lejana en su cabeza, sin embargo, se calló sin terminar su frase.
No escuches. Otra voz de un masculino resonó siendo el detonador del dolor de cabeza que recién desapareció.
El lugar tembló y marco el fin del movimiento, sin poder articular un solo músculo quedó boca arriba con el cabello tapando la mayor parte de su rostro, cuando las puertas oxidadas de metal se abrieron dejando entrar al sol en su mayor esplendor.

—Algo anda mal, la caja tendría que subir en una semana.— anuncio una voz muy varonil alertando los sentidos del cuerpo sin movimiento.

Al abrir mejor las puertas el cuerpo quedó a la intemperie soltando algunas exclamaciones.

—Genial, un chico con cabellos largos— habló irónicamente un rubio musculoso.

Un golpe seco sonó cuando un chico rubio flacucho se abalanzó hasta las provisiones y el novato.
Ahogo una exclamación cuando ladeó la cabeza del novato encontrando delicados detalles dignos de una chica atractiva, su vista recorrió su cuerpo cubierto por una camisa ancha de color blanco.

—Es una chica— dijo tragando en seco.

Las exclamaciones no tardaron en llegar, incluso de uno que otro depravado pidiendo para el.
Volteó el cuerpo inerte de chica pálida y cabello marrón, casi tanto como el barro húmedo.
Con cuidado se acerco y poso su mano en cuello y checo sus bajas pulsaciones.

—Esta viva— anuncio, cargado de alivio.

Al voltear su rostro hasta la chica, no espero la sorpresa, un puño hizo contacto con su mandíbula haciendo su cuerpo caer algo lejos.
La chica se arrastró lo más lejos posible sobando sus nudillos y con la respiración muy acelerada, en un reflejo involuntario la sangre se acumuló en los músculos para preparar el cuerpo para una pelea o correr.
El corazón sin descanso comenzó a mandar más sangre en un método de autodefensa, su vista recorrió al chico rubio noqueado sobando su mandíbula y a los chicos arriba de ella mirando el espectáculo.

—¡Que buen golpe!- gritó un chico con entusiasmo.

—Hey tranquila.

Hablo un chico desde arriba, la luz del sol golpeando su piel oscura.

El rubio se levantó ocasionando que la chica choque contra la pared de metal frío.

—Tranquila, todo está bien ¿De acuerdo?— Sus sentidos se alteraron cuando otro chico rubio cayó hasta ella con las manos en alto.

Con la adrenalina en su punto máximo se acerco a una caja de cartón con frutas y las comenzó a lanzar.

—Hey, Hey- dijo el chico nuevo tratando de defenderse con sus brazos, el otro rubio imitó su acción. —Vuelves a lanzar y...

Una manzana cayó en su cabeza cerrando su boca.
La chica no paro y lanzó toda la fruta posible, después de varios golpes su fruta se acabó y quedó sin protección.
Ambos chicos se acercaron ocasionando que la novata se levantará y alejara temerosa.

—No te haremos daño— se apresuró el rubio flaco, sus brazos al aire le dieron una pizca de confianza.

Al ver que la chica no retrocedió, alguien de arriba habló. —¿Cual es tu nombre?.

La novata no respondió y se limitó a ver a sus oponentes.
Teniendo una cuerda a lado corrió a subir negando la ayuda de alguien que ofreció su mano, con dificultad subió observando a la civilización rudimentaria.
Alguien tocó su hombro asustando sus pensamientos y alejando el contacto con miedo y enojo mezclados en sus ojos.
El chico levantó sus manos en señal de paz, la conducta con los novatos siempre es la misma pero ella parece más aterrorizada y desconfiada.

—Soy Alby.

Se presentó el mismo chico de tez oscura y suave.

La chica jamás respondió, ni lo miró, solo pudo hacer una cosa. Correr.
Correr y no detenerse.
La frustrante sensación de pesadez en su cerebro desapareció, centrando toda su atención en su respiración excitante y acelerada. En sus piernas ágiles y en su alrededor lleno de verde.
Para alguien que le agrada el azul.
Para alguien que fue encerrada en su propia prisión.