2. Manada Bosque Verde

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Neito se sentía mal, frustrado, molesto, realmente no sabia exactamente lo que sentía en ese momento, luego del numerito que se armó en la mansión se pospuso la celebración del cambio de liderazgo de la manada.

– Maldición – Lanzo un puñetazo a la pared de su despacho - ¿Cómo pudo rechazarme?, rompió el vínculo que nos unía como compañeros destinados, jamás pensé que haría eso.

– ¿Acaso eres tan idiota? – pregunto su padre

– ¿Cómo te atreves a hablarme así, padre? – Neito se volteó hacia su progenitor con furia en los ojos.

– Porque estás actuando como un idiota – respondió su padre con calma, aunque su tono era firme. – Has perdido de vista lo que realmente importa. El bienestar de la manada siempre dependerá de su Alfa y su Luna quien al estar en sintonía con su pareja esta será más fuerte y tú lastimaste a tu compañero de la peor manera posible, te has dejado llevar por tus propios deseos y ambiciones.

– Pero padre, yo...

– No hay excusas – interrumpió su padre. – Has herido a Yamikumo profundamente. Lo has utilizado como un peón en tu juego de poder y lo has traicionado. Eso es inaceptable.

Neito iba a decir algo cuando la puerta se abrió, por ella entraron los padres de Yamikumo

–Hisashi estoy hablando con mi hijo en estos momentos, ¿Qué sucede?

–Mi hijo no está, fuimos a buscarlo después de que salió corriendo, pero parece que no se fue a su habitación pues estaba como siempre, mande a buscarlo, pero nadie lo ha visto, nadie lo vio salir de nuestro territorio.

Neito sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar la noticia de que Yamikumo había desaparecido. Una sensación de culpa y preocupación lo invadió, sabiendo que su última interacción con él había sido dolorosa y llena de traición.

– ¿Cómo es posible que haya desaparecido? – preguntó Neito, mirando a los padres de Yamikumo con angustia. – Debo encontrarlo.

Lo buscaron durante toda la noche, pero no había rastros del joven omega, ni había rastros de su aroma por ningún lado, nadie lo vio salir, fue como si la tierra se lo hubiera tragado.

Los días pasaron y aunque pidieron ayuda a algunas manadas cercanas a su territorio nadie había visto al omega.

Las cosas en la manada "Ocaso Brillante" no iban nada bien, habían pasado un par de meses y nadie sabía nada de Yamikumo, desde que él se fue las cosas en la manada se complicaron, no es que fuera culpa del omega realmente, pero, por ejemplo, un importante negocio no se concretó y perdieron una oportunidad única de enriquecer la manada. Hubo una fuerte tormenta que arraso con los sembradíos y eso causó escasez de alimentos, y la moral de la manada estaba en su punto más bajo. Neito se sentía culpable y abrumado por la responsabilidad de liderar la manada en medio de la incertidumbre y el caos.

Pero a pesar de la culpabilidad que sentía seguía acostándose con Himiko que normalmente llegaba le coqueteaba y terminaban en la cama. No podía evitarlo ahora la usaba para desestresarse solamente, se dio cuenta que realmente no sentía nada por ella, pero era buena en la cama.

Un día su padre le hablo porque pidió que los visitara una adivina para que lea la fortuna de la manada como lo había hecho en anteriores ocasiones, estaba preocupado por la serie de eventos desafortunados que habían tenido en las últimas semanas.

La adivina, una beta mayor con una mirada penetrante, realizó un ritual que involucraba hierbas aromáticas y unos cristales brillantes de diferentes tonalidades. Después de unos momentos de concentración, ella comenzó a hablar en voz baja, como si estuviera en trance.

Mi segundo destinado (omegaverse bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora