capítulo VI. PASADO

12 2 0
                                    

Era un día muy hermoso una joven niña de ojos cafés, corría muy alegremente.

—. ¡Pa...pá...!— Grito alegremente la niña, mientras saltaba a los brazos, de su padre. 

—. ¿Que hace aquí mi hermosa niña?— Contesto el hombre dándole un beso en frente de la niña.

—. Mamá me dijo, que tenía que traerte el almuerzo— Hablo la pequeña niña. mostrado la pequeña canasta que estaba llena de comida.

Aome tomo la mano de su padre para caminar a un pequeño claro ¿Dónde los árboles cubrían una parte del claro con una acogedora sombra. Todo el lugar era hermoso la niña se sentó aún lado de su padre dándole la canasta ¿Dónde traía la comida? Cuando el hombre tomaba la canasta entre sus manos, todo el lugar había cambiado de panorama la oscuridad cubría por completo el lugar; los árboles, el pasto y las flores se había secado de tal manera que parecía como si la vida del lugar había terminado.

La joven chica de ojos cafés, se había despertado sobresaltada, el subor caía de su frente empanada y sus finos cabello negro que se pegaban a su cara por el subor era claro que había algo más en aquel sueño ocultó.

Aome se levantó de su cama, tomando aquella bata para cubrir su camisón tomando entre su mano derecha, una pequeña vela para alumbrara el camino a la habitación de aquella persona que era muy importante para ella.

Al salir de su habitación sintió una mano, tomando la de ella cuando Aome voltio se encontró con aquellos ojos caoba.

—. Caí

—. ¿A dónde vas, Aome? Es muy peligroso que salga ha estás horas de la noche.

—. No podía dormir.

—. Otra ves el mismo sueño.

—. Si.

—. Ha sido el mismo desde, aquel día no puedo dejar de tener el mismo sueño de siempre, solo que a ahora he soñado con mi padre.

—. Será mejor que entres a tu habitación.

—. Si, tiene razón.

Aome entro a su habitación, mientras miraba ha Caí antes de cerrar la puerta de su cuarto cuando sintió una mano posar en su cintura y otra en su boca.

—. No grites si no quieres que Caí nos descubra— Se escucho una voz muy familiar para la chica.

—. Sessho...ma..ru...

— […] Tal vez no es la manera, pero no podía esperar a que tú fueras a mi habitación—

Acercándose a su oído, para besar su delicado cuello.

— Sessho...maru... Tenemos que decirle a Caí sobre nuestra relación yo sé que el entenderá.

—. Lo dices como si fuera fácil, hacerse la idea de perderte— dejando besos húmedos en su cuello, mientras sus manos recorrían el vientre de Aome sobre la fina tela que la cubría. — Caí está igual o más enamorado que yo de ti.

—. Puede que así sea, pero yo te he elegido a ti, el tiene que entenderlo.

Soltándose de su agarre para estar frente de a el.

— […] Me gustas más cuando te pones así..

—. ¿Así como.,?— pregunto la chica mirando a su compañero.

—. Así— con una media sonrisa, acoralandola frente de la puerta para robarle una beso, de aquellos labios dulces.

El calor de la habitación comenzaba a subir poco a poco dejando fluir la pasión que comenzaba a poderse de sus cuerpos. Todo era perfecto no había nada que más que ellos dos sumergidos en su pensamientos, que se nublaba por cada toque por cada caricia que ambos se daban sin límites.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 22 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La Última cazadora de MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora