Capitulo 2

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Aquella mañana, Marie había ido a su clase de cuidado de criaturas mágicas impartida por la profesora Grubbly-Plank. Era suplente, pero ninguno de ellos sabía por cuánto tiempo estaría. Aquella clase, era la favorita de Marie, siempre había tenido una conexión con los animales, se había sentido tan feliz cuando en tercer año, Rubeus Hagrid les empezó a dar clase...ahí Marie comprendió que había algo diferente en ella.

Hace dos años...

—¡Va a ser la mejor clase de todas!

—Tranquilízate Marie—dijo Pansy riendo—solo es una clase

—No puedo explicarlo Pansy, pero de verdad...me encantan los animales—dijo Marie con una gran sonrisa, como si la llevasen a la feria—necesito aprender más

—A lo mejor este es tu futuro Marie—dijo Daphne—Podrías ser Magizoologa

Las tres amigas ya se estaban acercando por el camino a la zona en la que se daría la clase pero una voz muy fina, en su mente la atravesó dejándola quieta en el sitio

<<Duele>>

—¿Marie? ¿Estás bien?

<<Me duele...por favor>>

—Chicas—dijo Marie—Algo está pasando...avisad al profesor

Marie echó a correr al bosque, siguiendo aquella voz por la que, como si fuera una especie de radar, cuanto más oía en su cabeza más cerca estaba el dueño o la dueña . Esa voz, fina como el sonido de un riachuelo en medio de un bosque, ahí fue cuando de golpe se detuvo...y lo vio.

Había dos animales en aquel pequeño claro. El primero, era de color blanco con algunas manchas marrones, y estaba en posición defensiva cubriendo algo que tenia detrás de su cuerpo lastimado.

—Tranquilo muchacho—el animal dio un ladrido que a Marie le hizo reír—perdón perdón, muchacha mi mama me hablo de ti ¿Eres un crup verdad?

El crup, que parecía un Terrier Jack Russel salvo por su pequeña cola bífida, no debía tener ni un año pero ella, estaba siendo muy muy valiente algo que la pelicastaña valoro mucho.

—Quiero ayudar a quien estás protegiendo—el animal se sentó de golpe y miro a Marie muy sumisa—dejarme ayudar...

El crup se apartó, permitiendo acercarse a Marie, y dejando ver a un Diricawl. Era de plumas blancas como la leche y de ojos rojizos. Su madre le había hablado de lo raros que eran los animales albinos en el mundo mágico, pero, ¿De quién era aquella voz?

<<Ayúdame>>

Marie se acercó con cuidado al Diricawl y vio que tenía un ala y una pata rotas, debía haber sido maltratada por furtivos. Sabía que eran gente peligrosa, y les encantaban los animales raros, y por merlín que este Diricawl lo era.

—¿Me estás hablando tú? —y el Diricawl asintió—¿Quién te lastimó?

<<Unos hombres me capturaron, por favor no dejes que me hagan daño no soy malo solo estaba buscando qué comer>>

—Por Merlín...

Recogió al herido animal y puso suavemente en su regazo y cerró los ojos, acariciando sus plumas. El Crup, se acercó a ellas y Marie lo acaricio.

—Habéis sido tan valientes...no dejaré que os lastimen.

—¡MARIE!

Ella pareció volver en sí un momento cuando escucho a los demás buscándola

—¡Aquí! ¡Estoy aquí!—dijo ella—Tranquila chica, son buenos amigos, ellos os cuidaran.

<<Eres muy buena, gracias>>

Marie vio aparecer a Hagrid y a su madrina la profesora Mcgonagall, debía de estar cerca seguramente.

—No les hagáis daño, ella protegía al Diricawl lo quieren matar unos furtivos...por favor

—¿Cómo sabes eso Marie?

—Me lo dijo el Diricawl, él me lo dijo—y el Diricawl asintió dejándoles con un palmo en sorpresa—¿Veis?

Pero Hagrid y la profesora se miraban el uno al otro por otra cosa. Uno, por el que Marie no se había dado cuenta: sus ojos color claro ahora mismo eran amarillentos, con algunos toques anaranjados y con pintas oscuras. Ambos no eran tontos, y sabían dónde habían visto unos ojos iguales. Tenía los mismos ojos que Fawkes, el fénix del director.

—Está bien—dijo la profesora—Primero vamos a llevarte a la enfermería, Hagrid se encargará de estos preciosos animales.

—Lo haré encantado, Fang estará feliz de tener una amiga.

—Yo estoy bien profesora—Dijo Marie extrañada—Solo me arden un poco los ojos...

—Por eso Madame Pomfrey te los mirara.

Marie pasó varios días en el ala de enfermería. Allí, habían revisado sus ojos, le habían puesto unas gafas que los protegían y la dejaron descansar, pero los profesores y el director estuvieron investigando y pidiendo opinión a San Mungo y al mismo ministerio, concretamente al departamento de misterios. Una parte de ellos creían que Marie debía ir al ala de psiquiatría de San Mungo, pero tanto los padres de la chica como el director y la profesora Mcgonagall se negaron, ya que, sabían que no estaba loca.

Tras un largo mes de búsqueda y deliberación, Marie y sus padres, junto con la profesora Mcgonagall, fueron citados en el despacho del director. Al llegar, Dumbledore les presentó a la señora Edwina Egerton, experta en mitología de la magia antigua.

—Albus me comentó sobre vuestra situación, y creo que he encontrado algo que podría explicar el extraño don de la muchacha, y es muy interesante.

—Cuéntanos señora Egerton—le pidió el director.

—Es algo inesperado—comentó la mujer, subiendo con el dedo índice sus gafas caídas sobre el puente de su nariz—No ha habido registros de otra persona igual en más de 100 años...

—No nos tenga en ascuas—Pidió Solomon—por favor.

—¿Han oído hablar alguna vez de las hijas de Avalon?

Las Hijas de Avalon [Una historia del universo Hogwarts]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant