1

1.8K 74 12
                                    

Clara ha cocinado casi toda su vida. Su primer curso de cocina fue a los ocho años, dedicado a pastelería y repostería. Con el pasar del tiempo se fue perfeccionando en eso, hasta que finalmente decidió dar el siguiente paso, probando con comida asiática.

Paso por todos los cursos de cocina habidos y por haber, atravesando todo tipo de culturas. Y también, producto de su necesidad de saber, recorrió casi toda la Argentina, descubriendo sabores y recetas nuevas. Estaba maravillada con todo lo que la cocina podía ofrecerle. Era su cable a tierra.

Una vez terminada la secundaria, sus padres le propusieron lo siguiente: irse del país en busca de un futuro mejor relacionado con la cocina. Sabían que era buena en lo que hacía, que era su pasión y que debía dedicarse a eso por el tiempo que ella quisiera. 

Ella aceptó, sin dudarlo, recorriendo Asia y Europa también en busca de recetas y sabores nuevos. Fue así como termino en Chelsea, Londres, Inglaterra. Se hizo de su pequeña fama con argentinos viviendo el exterior, por lo que se había vuelto chef privada. No era justamente lo que buscaba, pero le gustaba ver la cara de sus comensales al probar las comidas que ella les ofrecía. Le llenaba el corazón cada halago que le daban.

Clara se encontraba en su departamento, era una tarde lluviosa y apenas había vuelto de la casa de un reconocido artista inglés, en donde se había dispuesto a prepararles el desayuno y el almuerzo. Había comenzado muy temprano, a las 5 a.m., como todos los días, por lo que estaba un poco cansada. 

Se había acostumbrado rápidamente al horario inglés, los desayunos y cenas temprano, el corto tiempo de siestas, pero disfrutaba mucho las noches, todavía tenía la costumbre argentina de cenar tarde. Se dedicaba a mirar series o películas, con alguna pastelería hecha por ella misma.

Esa tarde lluviosa recibió un llamado de su representante, quien se encargaba de contratarla con nuevos clientes. Roger era un hombre inglés, que hablaba un español perfecto, tenía unos 38 años y se dedicaba a buscar cocineros para distintos comensales. 

— Clara, ¿cómo estás? —saludo el hombre desde el otro lado del teléfono.

— Hola Roger, todo bien, ¿pasó algo? —preguntó Clara, era raro que el hombre la llamara.

— Sí, tengo una propuesta de trabajo.

— Contame más —dijo ella.

— Se trata de un jugador de fútbol argentino, viene a jugar al Chelsea, se mudó hace poco y busca a alguien que cocine comidas típicas de Argentina, ¿estás? 

— ¡Sí, obvio! Pero cómo sería la onda, ¿le preparo viandas? ¿Voy a la casa? —indagó Clara.

— Las cosas serían como siempre, pero con una condición: tendrías que dejar tus otros trabajos —dijo seriamente Roger.

— ¿Por qué? Si puedo trabajar en varios lugares a la vez, además el sueldo...

— Te aseguro que este sueldo va a ser bueno, te quieren exclusivamente a vos para encargarte de todas las comidas. 

Clara dudó un poco, le gustaba trabajar para muchos clientes, ya que le permitía hacer distintos tipos de recetas en el día, pero a medida que Roger fue explicándole cómo sería el trabajo, empezó a gustarle la idea de tener un solo cliente.

La paga sería buena y tendría, al fin, los fines de semana para dedicarlos exclusivamente para ella.

— Me gusta la idea, vamos a decirles que sí —dijo Clara.

— Bien, vas a tener una entrevista con su representante mañana, a las 8 a.m., igualmente ellos ya te quieren, así que va a ser simplemente para conocerte.

𝓛𝓪 𝓬𝓸𝓬𝓲𝓷𝓮𝓻𝓪 | ᴇɴᴢᴏ ꜰᴇʀɴᴀɴᴅᴇᴢ | ᴄʜᴇʟꜱᴇᴀ ꜰ.ᴄ. | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora