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Clara paso dos días enferma, rodeada de pañuelos, té con miel y mucho ibuprofeno. Todavía se sentía un poco mal, pero de cualquier forma decidió que era momento de volver a trabajar. No le gustaba estar en su casa sin hacer nada.

Para ir a la casa de Enzo decidió que era una buena idea subirse a un Uber y aprovechar esos viáticos que le ofrecían. No quería enfermarse de nuevo y el clima británico no ayudaba para nada. 

Cuando entro por la puerta de la cocina, del otro lado estaba Enzo, esperándola. Se preguntó qué hacía el jugador siempre tan temprano, pero no dijo nada. Simplemente lo saludo con un "good morning" y Enzo le devolvió el saludo.

— Buenos días, Clari, ¿te sentís mejor? —preguntó el jugador, sentándose en la mesada.

— Sí, mucho mejor, ¿preparado para desayunar? 

Enzo asintió con una sonrisa, estaba hambriento.

Luego de que Clara terminara su desayuno, Enzo comió en silencio observando a la nada. Se encontraba sentado en una banqueta al lado de la mesada, sin hablarle a Clara, que terminaba de limpiar los platos y utensilios.

— Clari —dijo Enzo, interrumpiendo los pensamientos que cruzaban por la mente de ella— ¿No extrañas Argentina?

La chica se quedó extrañada, ¿a qué venía esa pregunta? Se acercó desde el otro lado de la mesada, apoyando sus manos sobre esta. Miro al jugador unos segundos antes de responder.

— A veces, sobre todo en las fiestas o en mi cumpleaños, pero ya me acostumbré.

— Yo extraño todo el tiempo, siento que nunca voy a pertenecer del todo a este lugar —dijo Enzo, tomando un sorbito del café con leche.

Clara tenía experiencia en ese tema, hacía dos años que vivía en Inglaterra y, si bien todavía sentía que no pertenecía a ningún lado, su vida era buena. Tenía todo lo que necesitaba.

— ¿No tenés amigos acá? —preguntó ella— Eso ayuda mucho.

Enzo estaba a punto de terminarse el desayuno, debía irse, pero estaba muy entretenido hablando con Clara. Necesitaba un poco de contacto argentino.

— No... en realidad, sí, algo así —dijo titubeando— Se llama Cole, ¿lo conoces?

— No sigo nada de fútbol si te soy sincera.

— Cole Palmer, es centrocampista del Chelsea, a pesar del idioma nos llevamos bien, siempre me pregunta por las costumbres argentinas, probo el mate y le gusto, y nada, no sé...

— Podrías invitar a alguno de los chicos a cenar, acá, yo puedo preparar todo —dijo Clara— Eso ayuda un poco, hacer sociales, no aislarte, quizás pueda serte de ayuda.

Enzo asintió, dudando un poco. Todavía le costaba manejar el idioma, se manejaba en un spanglish complicado de entender, pero a pesar de eso se llevaba bien con Cole y el resto del equipo. La idea de Clara le pareció buena.

— Está bien, ¿podrías venir el sábado? 

Clara asintió, sonriendo, gustosa de ayudar al jugador. Enzo se retiró de la cocina, agradeciendo el desayuno, con la cabeza en otro lado. Realmente extrañaba Argentina, su gente, sus amigos e incluso a la chica que estaba conociendo antes de irse. Pero estaba agradecido de la oportunidad que le había dado su carrera, era bueno en lo que hacía y se notaba, y había aceptado la opción de irse por todo lo que esto podría ofrecerle a él y su familia.

Ese día Enzo llegó al entrenamiento decidido: iba a invitar a sus compañeros a conocer su casa. También estaba nervioso, sabía que los ingleses no eran muy amigables, a pesar de llevarse bien. 

𝓛𝓪 𝓬𝓸𝓬𝓲𝓷𝓮𝓻𝓪 | ᴇɴᴢᴏ ꜰᴇʀɴᴀɴᴅᴇᴢ | ᴄʜᴇʟꜱᴇᴀ ꜰ.ᴄ. | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora