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Han pasado cuatro años en donde la suerte nos ha sonreído. Al principio pensé que madam Malle nos traicionaría por sus ansias de dinero pero logró cumplir con protegernos, nos dio comida, agua y un lugar donde dormir; claro que le costó mucho el primer año hasta que estuvimos listo para nuestra primer acto y después de eso vio como llegaba el dinero a montones que nos dio de las ganancias un sueldo, pequeño a comparación de lo que les daba a sus hijos pero mucho mayor de lo que ganaríamos en cualquier otro trabajo fuera de aquí como costurera, mesera o trabajando en un pequeño pueblo, oficios para nosotros. Fue difícil con los borrachos que intentaban sobrepasarse pero a ellos los sacaban los guardias que eran jóvenes nuevos; que habían perdido su hogar o buscan un mejor trabajo que trabajando el arduo campo, junto con los hijos de madam Malle quienes ya tenían experiencia controlando a revoltosos, dicho por ellos. Cada vez nos hicimos más conocidos con ayuda de los mercenarios que trabajaban para Malle, ya que después de hacer su trabajo bebían en una taberna cercana y hablaban de ir a disfrutar de bellas damas que bailando y cantado con la más hermosa voz, así otros mercenarios que concurren ese lugar los escucharon y preguntaron por nosotros. Por medio del boca a boca nos hicimos conocidos ya no solo entre un grupo de hombres sino también entre nobles que buscaban algo nuevo y al no mostrar vulgaridades algunas mujeres también se habían aventurado a visitarnos. 

Comenzamos siendo una carpa vieja de tamaño mediano por ser baratas ya que no tenían dinero para algo mejor, y como no había para comprar mesas, sillas y sillones, se decidió usar almohadas y que se sentarán en el suelo el cual cubrimos de tela roja y en donde estaban los músicos y nosotras en un tarima de madera, que fue bien lijada y barnizada pero aún así le pusimos una alfombra que habían encontrado en la basura y habíamos lavado hasta que recuperó su color ya que no teníamos zapatos y temíamos lastimarnos con alguna astilla, todo era muy sencillo hasta la comida y la bebida pero con el crecimiento de público fue igual el de dinero; podíamos estar bailando desde las siete hasta medianoche y algunas otras hasta las dos de la mañana, y madam Malle fue invirtiendo en el lugar al igual que con nosotros al dar mejores instrumentos y mejores vestuarios, a los mercenarios tampoco les iba nada mal cada vez habían más integrantes nuevos por la buena paga que daba Malle y sus beneficios que le aconseje que diera, como un seguro por si salían lastimados, descansos con un pago, un buen lugar donde dormir con comidas agradas y con baños limpios.

No había duda de que la carpa había crecido hasta convertirse en un edificio con separación entre las habitaciones de las bailarinas, músicos y mercenarios. Los mercenarios cuenta hasta con un lugar de entrenamiento qué queda detrás de un pasillo que da a la oficina de madam Malle, el cuál tiene  un balcón de piedra en donde las chicas se molestan para observar a los hombres; nosotras tenemos nuestra gran habitación donde dormimos, con una sección donde cada una guarda su dinero y joyas que nos regalan y madam Malle acepta que nos las quedemos, a un lado de nuestras camas; cada una decorada al gusto, estaban unos pequeños roperos donde guardamos nuestras ropas comunes, las que son del diario, pero al final de la gran habitación se encuentra una puerta y detrás de ella guardamos todos nuestros vestuarios, diseñados por madam Malle quien tiene un gran gusto por la moda y para que podamos movernos mejor quitó los corset, la cuál aún más llamo la atención de las mujeres al querer ver nuestros vestidos todo decorado de lentejuelas para abajo en la parte de los pies terminar con una tela delgada y transparente del color del vestido, un pequeño escote cuadrado para evitar mostrar de más, nuestros zapatos eran igual de llamativos ya que también estaban decorados con lentejuelas o tenían dibujos de flores en ellos y tenían un pequeño tacón o aveces bailabamos descalzas dependiendo del baile, por último nuestro maquillaje; labios, ojos, y mejillas, las mejillas nos ponemos rubor de rosas, el cuál sacamos al moler los pétalos de las rosas, para los labios de otra flor que es amarilla y queda un color como dorado, al final los ojos son de color naranja o azul con un delineado negro todo esto lo hizo madam Malle y nos hacía también cremas para cuidar de nuestra piel y cabello ya que éramos su negocio.

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