TRES

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— No es que no me guste pasar tiempo con vos pero es viernes, tendría que estar organizando para salir a bailar y tomar hasta perder la consciencia

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— No es que no me guste pasar tiempo con vos pero es viernes, tendría que estar organizando para salir a bailar y tomar hasta perder la consciencia. —

— A vos no te gusta salir, Greta. — Felipe revuelve el azúcar del café mientras mira a su amiga. —

La rubia suelta un suspiro y observa las medialunas, no quiere decirlo en voz alta pero el sabor de la manteca la tiene harta y está segura que su estómago le pide cambiar de menú.

— Encima ni vino a trabajar tu novia. — murmura ella llevándose la medialuna a la boca. —

— Porque su turno empieza en veinte minutos. — responde con tranquilidad mirando la hora en su celular. —

— Flaco, eso es más raro: te sabes los horarios, los días que trabaja y hasta el micro que se toma pero no te sabes el nombre. — se burla soltando una risa. — Mira, te levantas cuando entre y le decís: ¿me podes pasar tu número? porque mi amiga está a una medialuna de tener hígado graso. —

— No voy a hacer eso, boluda, re raro. — toma un trago del café y arruga su nariz gracias al intenso sabor. —

La realidad era que Felipe era más una persona del té y las galletitas pero las que vendían en aquella cafetería no se veían tan ricas y había visto que era té taragüi y a él el té taragüi no le gustaba. Así que torturaba su paladar una vez por semana solo para ver a la mesera.

La voz cantarina de la castaña llama su atención, y verla allí sin el delantal con su cabello suelto, un pantalón amarillo ancho y una remera blanca mientras sostiene una caja blanca le hace dar cuenta que podría torturar su paladar toda la semana si fuese necesario.

Como es costumbre no nota su presencia, no voltea a verlo, solo camina hacia la parte de la caja donde están las heladeras y panaderas para mostrarle a su compañera de trabajo lo que tiene la caja blanca, y esta a punto de levantarse a pedir su número hasta que un chico mucho más alto que ella entra siguiendo sus pasos.

La castaña abraza por los hombros al chico, levantándose por puntas de pie y él rodea su cintura mientras se dicen algo en voz baja. Felipe cree morir, no sólo cree morir, sino que resucita y cuando vuelve a ver aquella imagen el mismo se ahorca en la plaza de mayo.

Vuelve a tomar asiento, hundiéndose en silencio como un niño haciendo un capricho sin intención de tomar del café, ya había perdido todo el gusto e ignora la mirada que Greta le da, aquella de pena pura como si pudiese leer todos sus sentimientos aunque en realidad no es que pueda leerlos sino que su rostro expresa todo lo que está sintiendo.

No le quiere decir a Greta de pagar e irse porque ya suficiente tuvo con tener que estresarse al manejar hasta Nuñez solo por hacerle el aguante pero su estómago está cerrado y sus esperanzas en el subsuelo.

Felipe jamás ha sido inseguro respecto a la belleza, siempre supo que él tenía algo y además buena personalidad, siempre daba todo por las personas que quería y a pesar de no ser bueno con las palabras tenía un hombro y dos orejas para escuchar pero en aquel momento se sintió un boludo de primera. Se sentía un pelotudo que hacía todo y nada al mismo tiempo por una chica que nisiquiera volteaba a verlo, que parecía no interesarle su presencia y que seguramente estaba de novia con un pibe que parecía sacado de Alvin y las ardillas.

𝐆𝐨𝐫𝐠𝐞𝐨𝐮𝐬 - 𝐅𝐞𝐥𝐢𝐩𝐞 𝐎𝐭𝐚ñ𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora