⇝ mil veces mejor

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Yoongi, un híbrido de gato blanco con manchas negras en algunas partecitas de su cuerpo y en su ojito izquierdo, se hallaba recostado en el pequeño balcón del departamento disfrutando de la calidez del sol de primavera cuando su dueño, Hoseok, miró la hora en el reloj y se percató de que ya era la hora del baño.

— Yoonie — le llamó con suavidad luego de apagar el televisor.

El híbrido le ignoró.

— Ven aquí — le pidió.

De nuevo, no obtuvo respuesta alguna, lo que provocó un suspiro en Hoseok; el híbrido parecía muchísimo más atraído por la idea de seguir observando desde el balcón a todas las personas que por ahí pasaban.

— Bebé, es hora del baño — insistió.

Y es que, a pesar de que Hoseok ya sabía que los gatos mantenían una muy buena higiene personal, antes de adoptar a Yoongi, el veterinario le había dicho que los híbridos debían tomar duchas en su forma humana también, aunque no les guste, y éso es lo que Hoseok ha estado haciendo desde entonces.

O, al menos, intentándolo.

Porque lo que nadie en la veterinaria se había atrevido a decirle fue que Yoongi era un híbrido muy hermoso y dócil, sí, pero a la vez realmente agresivo cuando de ducharse se trataba. Eso información fue algo que Hoseok comprendió por las malas.

Aunque, durante ese tiempo, también aprendió que el bonito híbrido accedía a tomar una ducha sólo si, luego de éso, Hoseok le acariciaba la pancita. Así que luego de unos meses ambos llegaron a un trato, aunque el gatito pocas veces lo cumplía.

— Yoonie — volvió a llamar, esta vez dejando que su voz sonara más dulce, como al híbrido le gustaba. — Bebé.

Hoseok se acercó al gatito, lo cargó con facilidad y le besó la cabecita, pero no consiguió otra cosa más que una mirada cargada de puro odio, a la cual no le dio atención. Porque él sabía que Yoongi le amaba.

— Si no me muerdes, prometo que voy a darte muchos, muchos mimos y luego te llevaré a por helado. ¿Qué dices? ¿Uh?

Yoongi tiró su cabeza hacia atrás, en una pobre actuación sobre su muerte, lo que hizo que Hoseok se ría.

— Vamos, bebé. Cambia — le instó entre risitas, y el gato le gruñó —. No podemos dejarte así de sucio, bebé. ¿Qué diría Tae si se da cuenta de que hueles feo? ¿Eh?

Yoongi le gruñó.

Taehyung era el híbrido de perro de Kim Namjoon, el vecino ruidoso del departamento contiguo al suyo. Él y Yoongi eran mejores amigos desde que se conocieron, así que Hoseok usaba al híbrido de perrito como un método de chantaje para que Yoongi se duchara, ya que Taehyung tenía un olfato sensible, y Yoongi normalmente obedecía cuando Hoseok le recordaba aquello, pues a él en serio le gustaba que Taehyung oliera su cuerpo y le dijese que olía rico; pero algunas veces (como ésta, por ejemplo) a simplemente no le importaba Taehyung.

En ese momento, Yoongi quería volver al balcón y recostarse allí a observar los movimientos acelerados de las personas que vivían en la gran Seúl, los cuales contrastaban con la tranquila vida que él y su dueño tenían.

Así que Yoongi volvió a gruñirle.

— ¿No te importa que Taehyungie te diga que estás sucio? — Hoseok dudó, provocando que Yoongi niegue —. Oh, bueno. Entonces, ¿te parece si hacemos un trato para que accedas a ducharte?

El bonito híbrido le miró con los ojos entrecerrados, dudando.

— Te daré un besito si te duchas y no me lastimas — Hoseok le ofreció, sonriendo.

hora del bañoWhere stories live. Discover now