CAPÍTULO 9(PARTE I)

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Lilian despertó, sintiendo como si su cuerpo hubiese sido apaleado, además de un dolor agudo en la zona baja de la espalda, y en las sienes de su cabeza

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Lilian despertó, sintiendo como si su cuerpo hubiese sido apaleado, además de un dolor agudo en la zona baja de la espalda, y en las sienes de su cabeza.

Aunque no pudo reunir la fuerza necesaria para abrir los párpados, de algún modo supo que no se encontraba en la seguridad de su habitación, sino en un lugar desconocido.

Sentía bajo su cuerpo la suavidad de un asiento mullido, y el olor salado del mar colandose através de sus fosas nasales. Cuando su cabeza dejó de martillar también oyó el sonido de las olas rompiendo contra la orilla en algún punto próximo.

No tuvo que hacer demasiado esfuerzo para recordar cómo es que había terminado en aquella situación, puesto que las imágenes de los sucedido se agolparon en su cerebro trayendole la comprensión.

La angustia la embargó, y se dijo que debía salir de allí de inmediato.

—No intente moverse—le advirtió una voz grave desde algún lugar a su izquierda.

Lilian abrió los ojos y vió el rostro de lord Eric frente a ella. Él estaba sentado en un sillón puesto junto a la otomana en la que la había recostado, la cual estaba ubicada bajo un gran ventanal abierto con vistas al enorme estuario del Severn.

El caballero la estaba mirando con severidad, casi como si fuera ahorcarla de un momento a otro. Las velas encendidas iluminaban su cara, pues aún no había amanecido.

—Lleva poco tiempo desvanecida. Y no tiene ningún hueso roto—le aclaró, adivinando sus pensamientos.

—¿Por...por qué estoy aquí?—balbuceó sintiendo la garganta seca.

Bajó la vista para comprobar que toda su ropa estuviera en su lugar. Llevaba la casaca marrón, la camisa y las calzas de lana masculinas, pero no la capa negra. Le lanzó una mirada acusatoria. Él había tenido el atrevimiento de tocarla, aunque claro no podía reprocharle ese hecho porque le había salvado la vida una vez más. Ya le debía un favor, y ahora se le sumaba otro. Era injusto.

Rochester arqueó las cejas, y respondió:

—El caballo la tiró cuando intentó saltar sobre un leño caído. Perdió la conciencia cuando su cuerpo aterrizó sobre una montaña de hojas, y si no hubiese sido por estas no estaríamos hablando ahora mismo. Al parecer lo suyo es de familia, recuerdo que a su hermana le sucedió algo similar cuando dejó a mi hermano.

Ella se ruborizó, pero no quiso amilanarse ante su tono acusador. Mucho menos dejaría que hablara de su familia con aquel rentintín exasperante.

—Eso ya lo sé. Lo que le estoy preguntando, es por qué me trajo aquí.

El se encogió de hombros..

—La otra opción era dejarla tirada en el bosque. O llevarla a su casa y tener que explicarle a sus padres que su amada hija estaba fisgoneando asuntos ajenos en medio de la noche, disfrazada de mozo de cuadras.

Conquistar a un lord*PRÓXIMAMENTE RETIRADO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora