Capítulo 1

20 3 36
                                    

Al fin había sucedido, después de seis meses de insoportable y solitaria espera, Kazama había vuelto por ella tal como había prometido. Y vaya que aquel reencuentro, siendo besada en plena calle no una sino dos veces por él, como si el demonio rubio no hubiera sido capaz de esperar ni un minuto más tenerla entre sus brazos, además de sus dulces palabras que la derritieron por completo, compensaron bastante la dura espera.

Ni bien se separaron y Kazama la liberó de su cálido y fuerte abrazo, Chizuru sintió dos cosas al mismo tiempo: Un enorme peso siendo liberado de su pecho, trayéndole un indescriptible alivio, así como un gélido y repentino estremecimiento al volver a sentir la brisa invernal contra su cuerpo, en lugar de la confortable calidez de él que había disfrutado segundos antes. Cerró los ojos, tomándose unos segundos para absorber la nueva realidad que comenzaba a aflorar en su mente. Ya no estaría más sola, sino que los próximos pasos que daría estarían encaminándola a una nueva vida, un nuevo hogar, para convertirse próximamente en la esposa de Kazama Chikage, líder demonio del oeste, y vivir con él y todo su clan.

- ¿Qué tanto estás pensando? ¿Vas a hacerme perder más de mi valioso tiempo? –Protestó Kazama, con su usual tono petulante, dejando atrás el grave y aterciopelado tono con el que la había cautivado antes– Ya te dije que esperé más que suficiente. Apresúrate y vamos, tenemos un largo viaje por delante hasta llegar a mi aldea.

- ¡No puedo simplemente irme en este preciso instante de aquí! –Replicó ella– Necesito preparar las cosas que me llevaré, como ropa, libros...

- No necesitas esos viejos harapos, yo te regalaré kimonos y accesorios de la más exquisita calidad, dignos para la mujer demonio líder del clan Yukimura, y esposa mía.

- Kazama-san, entiende que necesito algo de ropa para el viaje, así como tú... –Recién en ese momento, se percató que él no llevaba ningún tipo de equipaje– ¿Dejaste tus cosas en una posada?

- No. Como dije, vine a buscarte, no iba a perder ni un día más en hacer una parada y hospedarme, tampoco lo necesito, mi stamina es más que suficiente para este viaje.

- ¿Puedo preguntarte cómo vamos a llegar a tu aldea? ¿A pie? –Dudaba que fueran a caballo, él vestía un muy elegante kimono de seda, inapropiado e incómodo para montar.

- Iremos caminando sólo hasta el puerto, allí nos espera mañana un barco para tomar, y luego tendremos otro tramo que caminar. No te preocupes, no será tan extenso como el que recorrimos juntos cuando fuimos tras los pasos del Shinsengumi dos años atrás, pero si te lo necesitas podemos hacer alguna parada a descansar.

- Ya veo. Pero nos tomará un par de días, ¿cierto? Así que preferiría llevar al menos un kimono para cambiarme, una yukata para dormir, y algunas pertenencias.

- Como gustes, pero apresúrate, y tampoco te cargues demasiado, ¿entendido?

Chizuru sonrió, recordando con nostalgia que pese a siempre dar órdenes y exigir que todo fuera acorde a sus demandas, Kazama solía ceder a los pedidos o sugerencias de ella, de una forma u otra intentando hacer parecer que era siempre ella la que aceptaba sus términos. Venciendo su timidez, y como agradecimiento, la joven lo tomó de la mano y lo guió a la entrada de la pequeña casa, invitándolo a pasar mientras ella preparaba las cosas para su partida.

- ¿Quieres que te prepare un té mientras, Kazama-san? –Ofreció, educada.

- No, preferiría que aproveches ese tiempo en alistarte.

Ante la inflexible respuesta, a la castaña no le quedó otra opción que hacer aquello. Sin embargo, era más fácil decirlo que hacerlo, no pudo evitar una amarga melancolía de saber que posiblemente sería la última vez que pisaría su hogar de toda la vida, dejando atrás innumerables recuerdos. Cuando una media hora después preparó las cosas y dejó ordenada un poco más la sala, se quedó quieta de pie, tratando de grabar esa imagen en su retina, sus ojos aguándose ligeramente.

Amor EndemoniadoWhere stories live. Discover now