Alastor un asesino en serie con un corazón frío y sin remordimiento alguno de los crímenes que cometía. No esperaba toparse con aquel niño de 16 años, recién llegado en el pueblo de Nueva Orleans. Poco a poco ese niño logró entrar en su duro y frío...
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"El regalo"
Este capítulo tiene escenas que pueden resultar incomodas para algunos usuarios, escenas delicadas que involucran (+🔞)
Era un día tranquilo en aquella y lujosa mansión. Los tres hermanos dormían muy tranquilos mientras el mayor estaba en la cocina preparando el desayuno. Poco a poco Anthony despertó y al no ver al mayor a su lado decidió buscarlo. Se arregló rápidamente y bajo las escaleras rumbo a la cocina donde imaginaba se encontraba el mayor.
Dicho y hecho, el mayor estaba allí cocinando mientras cantaba una canción. Anthony rio y se acercó, Alastor noto su presencia y paro todo lo que estaba haciendo y fijo toda su atención al menor.
—Buenos días, disculpa mi atrevimiento, mon cher, pero pensé en hacer el desayuno para todos—Anthony rio y se acercó al mayor rodeando con sus brazos el cuello de este y besándolo con cariño.
—Tranquilo, pero no te hubieras molestado. Se supone que eres el invitado—dijo con gracia, el mayor tomo la pequeña cintura del chico y sonrió.
—Vamos, es lo menos que puedo hacer—dijo besando al chico—Jaja...bueno, está bien—Anthony rozó sus labios con los del mayor y lo observo con una sonrisa traviesa.
—Tal vez...tengo hambre de otra cosa ¿Tu no?—el menor beso al mayor mordiendo levemente el labio inferior de este, luego plantó pequeños besos en el cuello de este. Alastor se estremeció y suspiró ante aquello, mierda Anthony tenía esas hormonas muy alborotadas.
—Anthony...basta, tus hermanos pueden bajar en cualquier momento—el menor no hizo caso, siguió besando al mayor cada vez más deseoso de más. Alastor gruño al sentir como el manor frotaba con su mano su intimidad.
—Tony...de verdad, ya para—el mayor comenzaba a sentirae incómodo, se tensó mucho hasta el punto de que el menor lo notó. El chico paro con el juego y se separó del mayor mirandolo confundido.
—¿Pasa algo? ¿Por qué te pones así?—pregunto, el mayor casi siempre respondía bien ante el juego. Alastor suspiró y desvío la mirada.
—¿Al?...¿Es por eso?—el menor guardo silencio—Mierda...lo siento, no quería... perdóname—Alastor negó.
—No...disculpame tu a mi...se que tal vez quieras tener...ya sabes...y yo no...no puedo—dijo el mayor avergonzado y frustrado, si bien respondía hacia los juegos del menor, pero…más que todo por complacerlo, en serio en ocasiones se sentia muy incómodo…como en otras ocasiones si quería tener este tipo de acercamients con él. Era una lucha interna con los deseos que sentia y los malos recuerdos que lo hacían paralizarse, y no disfrutar para nada de estas cosas…¿Por qué le pasa esto a él?
—Alastor, no tienes de que disculparte...soy yo el que te debe una disculpa, créeme no te sientas obligado...a ya sabes que...en serio perdoname, de ahora en adelante prometo no presionarte...todo...será a tu propio ritmo, cuando tú quieras, cuando te sientas listo—Alastor sonrió y beso al menor.
