𝐖𝐚𝐫 𝐎𝐟 𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭𝐬 • 𝗕𝗿𝗶𝗱𝗴𝗲𝗿𝘁𝗼𝗻

𝐈𝐈

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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐈

Por culpa del señor Bridgerton.

War Of Hearts

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Anna estaba perdida, lo sabía a la perfección. Todo por culpa del señor Bridgerton.
La había empujado (sin intención) y habían causado un espectáculo digno de recordar toda una vida.
Ya se imaginaba, plasmada en el primer párrafo de lady Whistledown. "La princesa de Gales, o debería decir... la princesa champaña", Anna quiso llorar de enojo en cuanto pensó en eso.
Se estaba convirtiendo en su madre, enrabiada por las notas de Whistledown.
No quería aparecer, no quería que todos la recordaran como la princesa champaña, y que toda la monarquía se desmoronara por culpa del señor Bridgerton.

Porque si, Anna pensaba fielmente que había sido culpa de él.
Seguramente estaba borracho, como todos los hombres en las reuniones. No conocía muy bien a los ingleses, pero estaba segura de que todos eran iguales en todo el globo terráqueo.
Anna no sabía dónde meterse, quería que la tierra la tragara y la escupiera lejos de ahí.
Todas las miradas de la sociedad estaban en ella, mirándola con desdén, con vergüenza.
Sobre todo su madre. ¡Dios mío! Le esperaba una buena reprendida al llegar al palacio.

Anna necesitaba salir de ese salón de baile ya. Así que se levantó del suelo como pudo, evitando aceptar la ayuda del señor Bridgerton. Sus pies resbalaban, pero al menos lograba mantener el equilibrio.
Una vez de pie, vio a todos los demás, con sus rostros perplejos. Anna intentó tranquilizarse para poder hablar.

—Buenas noches —. Fue lo único que pudo decir antes de salir del salón a toda velocidad.

Necesitaba aire fresco cuanto antes, por lo tanto, corrió fuera, resguardándose de todas las malas lenguas.
Lo había estropeado todo, lo sabía, su reputación había quedado arruinada, y su madre la odiaría por siempre. Ahora, quería llorar, de enojo, de tristeza, de decepción, todo, y la brisa un poco fría de la noche no ayudaba mucho. Anna se quitó los guantes estropeados por la champaña y el pastel, para lanzarlos lejos.
Lo único que pudo hacer para tranquilizarse, fue patear una roca cercana, tanto que voló lejos de ella. Intentó inhalar y exhalar, una y otra vez. Llenando sus pulmones con el aire que corría y sacándolo de su cuerpo.

Mirando al cielo, deseó jamás estar en esa posición. Era desafortunado todo lo que había traído William con su muerte, pero más desafortunada, era su ausencia. Deseaba que estuviera ahí, con ella.
Las lágrimas quisieron salirle, esta vez por el dolor que sentía al no tener a su hermano cerca.
Mirando a la estrella más brillante en el cielo, escuchó pasos sobre la gravilla nada sigilosa.
Anna se giró de inmediato, encontrándose con el rostro del señor Bridgerton. Era la persona a quien menos quería ver en esos momentos.